David Segui confirma la poca colaboración de los peloteros con George Mitchell

Houston (EE.UU.).-  Lo que se temía será pronto una realidad, el tan esperado informe de George Mitchell sobre el dopaje en las Grandes Ligas, saldrá limitado por la falta de colaboración que ha recibido durante la investigación, algo que confirmó el ex pelotero de origen cubano David Segui.

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(EFE)

El comisionado del béisbol de las Grandes Ligas, Bud Selig (d), y el ex líder mayoritario del Senado George Mitchell (i) en el anuncio de una investigación sobre el supuesto uso de esteroides entre los jugadores de las Grandes Ligas.

El ex jugador de los Orioles de Baltimore, su último equipo, admitió públicamente que consumió esteroides y hormonas de crecimiento humano con prescripción médica, pero también aseguró que no eran sus "asuntos" el hablar de lo que sabía de otro peloteros y por eso se negó a colaborar con Mitchell.

"No tengo ningún problema con lo que yo hice, pero quiero que el resto del mundo del béisbol sepa que de mi parte no saldrá ni un sólo comentario sobre lo que han podido hacer otros profesionales", destacó Segui, que recibió la substancias prohibidas de Kirk Radmonski, un ex empleado de los Mets de Nueva York.

Las declaraciones de Segui llegan cuando en los próximos días se conocerá el contenido del informe elaborado por el ex senador demócrata Mitchell, a quien el comisionado del béisbol, Bud Selig, le encargó la investigación, en marzo del 2006.

A pesar de la indiscutible independencia de Mitchell, el resultado de su investigación no va a generar ningún tipo de sorpresa mayor porque ni los jugadores y mucho menos su sindicato han querido participar en todo el proceso.

Como tampoco la confirmación de la permisividad con la que los equipos de las Grandes Ligas actuaron durante más de una década sobre el consumo de substancias prohibidas por parte de los peloteros para mejorar su rendimiento.

Una realidad que se atrevió a denunciar de manera documentada y públicamente el ex pelotero cubano, José Canseco, en su libro "Juiced", que si ha sido utilizado y de gran valor por el grupo de trabajo de Mitchell, para convertirse una vez más en el verdadero impulsor de la lucha contra el dopaje en las Grandes Ligas.

De ahí, que si en el informe aparecen los nombres de los peloteros Barry Bonds, el rey de los jonrones, y Jason Giambi, el toletero de los Yanquis de Nueva York, que también reconoció públicamente el consumo de esteroides, no será ninguna novedad, como tampoco que las mayores no querían saber nada del dopaje.

Mucho menos que aparezca el nombre del ex jonronero Mark McGwire, que ante una audiencia en el Congreso no pudo negar la implicación directa que le hizo Canseco en su libro, al ser el compañero con el que se inyecta esteroides cuando ambos estaban con los Atléticos de Oakland.

La única interrogante que falta por conocer con el informe que le ha llevado al grupo de trabajo de Mitchell 20 meses de investigación es si al margen de los nombres que ya todo el mundo conoce van a surgir otros importantes.

De hecho, ese será el único impacto y valor real que podrá tener el informe, si de verdad va a identificar a otros profesionales que consumieron substancias prohibidas, además de ofrecer la manera como lo hicieron y las consiguieron.

También la conclusión final de Mitchell podrá ser interesante si como se espera establece que todos los estamentos en el béisbol profesional de las Grandes Ligas, incluido el comisionado, permitieron que el problema se saliese de control.

El ex comisionado del béisbol, Fay Vincent, es uno de los que está convencido que Mitchell tendrá que exponer esa realidad en su informe, si de verdad se ha hecho un trabajo serio de investigación, pero lo hará de una manera "suave".

"Creo que el informe dirá que los dueños y Selig no hicieron algo que fuese particularmente sancionable", comentó Vincent. "No sabían mucho. Quizás fueron negligentes de manera benigna, pero no más de eso".

Ni siquiera existió un reglamento antidrogas entre octubre de 1995, cuando el abuso de sustancia ya era considerado un problema, y 2002, cuando se aprobó un programa de controles, porque el Congreso de Estados Unidos presionó a las Grandes Ligas a realizarlos e imponer sanciones si no querían una intervención federal.

La gran preocupación para el comisionado y los dueños del béisbol durante las décadas de los 80 y 90, especialmente luego de la huelga de 1994-95, fueron los aspectos económicos, y no el consumo de sustancias prohibidas.

De ahí, que Mitchell buscó y contó con la ayuda y documentos entregados por Radomski, que tuvo que cooperar a fuerza después que llegó a un acuerdo con las autoridades federales el pasado abril.

Radomski se declaró culpable de suministrar esteroides, la hormona del crecimiento humano, anfetaminas y otras drogas a peloteros como confirmó Segui, que fue uno de sus clientes.

Con su cooperación, Mitchell podría revelar los nombres de jugadores que fueron ocultados dentro de una investigación realizada por Jeff Novitzky, un agente del servicio de rentas interna, que incluyó testimonios de Radomski y del retirado lanzador Jason Grimsley.

Novitzky fue clave en la investigación del caso BALCO que derivó en el procesamiento por perjurio a Bonds, quien el pasado viernes tuvo que asistir por primera vez a un tribunal federal para declararse "no culpable" de los cinco cargos de que está acusado, incluido el de obstrucción a la justicia.

Ante la falta de colaboración de los jugadores y el sindicato, Mitchell ha tenido que centrar la búsqueda de datos en los casos legales como la investigación de un fiscal en Albany sobre una red nacional de distribución de drogas.

Canseco, que implicó en su libro: "Juiced" a McGwire, el cubano Rafael Palmeiro, quien negó ante el Congreso que "nunca había consumido esteroides" y a los pocos meses dio positivo, y a los puertorriqueños Juan González e Ivan Rodríguez, ha sido uno de los que ha colaborado abiertamente con Mitchell.

Otra incógnita será ver que efecto real tendrá el informe en cuanto a las sanciones que pueda aplicar el comisionado Selig, si los peloteros que se doparon lo hicieron antes de septiembre del 2002, cuando todavía no existía el reglamento antidrogas dentro del convenio colectivo.