Cinco discos de brit-pop: después de todo, no estuvo tan mal

Da un poco de pereza volver la vista atrás para echar un vistazo al brit-pop. Aquella escena musical, sobrada de ego y estériles polémicas (más que de talento) e hinchada por la prensa británica, que nació (y murió) a mediados de los noventa. De la misma forma que en aquellos años cualquier grupo que sonara vagamente a Beatles, Kinks o Smiths era encumbrado como the next big thing, una vez pasada la fiebre, el fétido cadáver del brit-pop fue bien enterrado para que el ambiente fuera respirable. El caso es que, visto con la perspectiva que dan los años, es posible desenterrar el cadáver y comprobar que tampoco huele tan mal. Al fin y al cabo, el brit-pop dejó, amén de mucho hype insustancial elevado prematura e incomprensiblemente a los altares, un buen número de canciones y discos inolvidables. Estos son mis 5 (+5) discos favoritos de la escena. Unos cuantos álbumes que me parecieron muy buenos en su día y me lo siguen pareciendo más de una década después.

• Blur: Parklife (1994)

Nunca fui un gran fan de Blur ni de Oasis, pero he de reconocer que en la pugna entre ambos me sentía más próximo a Damon Albarn que a los fanfarrones Gallagher. Siempre consideré al cantante de Blur mucho más sensato, educado y culto (tanto musical como extramusicalmente). Muchos señalan al notable segundo disco del grupo, ‘Modern life is rubbish’ (1993), como el  punto de partida de un brit-pop que en 1994 con ‘Parklife’ -junto al debut de Oasis y ‘Dog Man Star’- alcanzaría su punto álgido. El disco de pop perfecto que siempre persiguió Albarn contiene himnos inovidables como ‘Girls & boys’, ‘End of century’ o ‘Parklife’. Después de ‘The Great Scape’ (1995), secuela continuista de 'Parklife', el grupo intentó reinventarse sin mucho éxito y Albarn tuvo que convertirse en dibujo animado para volver a hacer un buen disco.

• Suede: Dog Man Star (1994)

Brit-pop, facción melodrama. Si Oasis y Blur bebían fundamentalmente de Beatles y Kinks respectivamente, Suede sumaban a Bowie y el glam a una ecuación de resultado excelente. Su disco de debut, ‘Suede’ (1993), ya contenía todas las virtudes que ‘Dog Man Star’ subraya y amplifica. Tras este trabajo nada volvería a ser igual. Suede no era lo suficientemente grande para que cupieran los egos de Bernard Butler y Brett Anderson y el primero decidió abandonar el grupo y emprender una decepcionante carrera en solitario. Anderson siguió al frente de Suede en una trayectoria descendente que en ‘Coming up’ (1996) aún ofreció momentos notables.

• Pulp: Different Class (1995)

En 1995, mientras la prensa musical inglesa debatía sobre si el trono del brit-pop lo ocupaban galgos (Blur) o podencos (Oasis), Pulp conseguían con ‘Different Class’, sin hacer tanto ruido, la mejor obra de aquella camada, coronando así una difícil pero admirable carrera de fondo (el primer álbum del grupo, ‘It’, data de 1983) siempre ascendente. Si His’n’hers (1994) ya era un disco notable, con la fantástica ‘Babies’ como punta de lanza, ‘Different Class’ muestra de manera definitiva el talento de Jarvis Cocker. Entre los mejores momentos destacan la melodía saltarina de ‘Mis-Shapes’ con que abre el álbum y la melodramática ‘Something changed’. Pero por encima de todos, dos temas inmensos: ‘Disco 2000’, con ese incio tomado prestado de ‘Gloria’ de Humberto Tozzi, y la expansiva ‘Common People’, el himno definitivo de Cocker y de la generación brit de mediados de los 90.

• The Boo Radleys: Wake Up! (1995)

Provenientes del shoegazing y con tres discos a sus espaldas, The Boo Radleys serían asimilados con ‘Wake Up!’ dentro del saco del brit-pop. Adrede o no, editaron el disco adecuado, en el momento adecuado y en el lugar adecuado. Seguramente ‘Giant Steps’ (1993) sea un disco más equilibrado, sólido y brillante, pero con éste consiguieron el éxito y el reconocimiento masivo, impulsados por ese hit irresistible que es ‘Wake up boo!’

• Gorky’s Zygotic Mynci: ‘Spanish Dance Troupe’ (1999)

Es el disco más desubicado, tanto temporal como estilísticamente, de la lista. Podemos discutir si es riguroso considerar a los galeses dentro del brit-pop canónico, pero es preferible disfrutar sin más de uno de los grandes discos olvidados de los 90. Euros Childs y compañía siempre jugaron en la segunda división del pop británico, aunque su talento daba para alcanzar como mínimo la UEFA. Si hubo un disco con el que merecieron acaparar la atención que siempre se les negó ese es ‘Spanish Dance Troupe’. Aparcados en cierta medida los experimentos psicodélicos de los primeros discos y aún no inmersos en el folk exquisito de sus postreros trabajos, en este álbum encuentran un equilibrio perfecto donde caben el delirio rockero de ‘Poodle Rockin'’, la delicadeza de ‘Hallaway’, el aroma country de ‘Faraway eyes’ y el pop pluscuamperfecto de ‘Desolation blues’ o ‘Spanish dance troupe’, una preciosidad que se sitúa en lo más alto del podio de su discografía.

Otros cinco que tampoco estuvieron tan mal:

• ‘Radiator’ (1997), de Super Furry Animals (no tan desconocidos como sus compatriotas Gorky’s y, no obstante, casi tan geniales como ellos)
• ‘Casanova’ (1996), de The Divine Comedy (de mayor quiero ser un dandy elegante, romántico y decadente como Neil Hanon)
• ‘Olympian’ (1995), de Gene (los Smiths de los 90, les llamaban)
• ‘New Wave’ (1993), de The Auteurs (pioneros olvidados a reivindicar: brit pop antes de existir el brit pop)
• ‘Definitely Maybe’ (1994), de Oasis (hay que reconocer que los dos primeros discos de los Gallagher tienen un puñado de grandes canciones)