No te fíes de negros ni de fantasmas

Ahora todo el mundo puede alquilar un negro. Ya no hace falta ser presidente para que a uno le escriban los discursos. Por un módico precio te pueden preparar un ensayo o una disertación académica, especialmente adaptada a tus necesidades.

Publicidad de una "fábrica de ensayos"

El fenómeno está tan extendido en los países anglosajones que incluso tiene un nombre propio: les llaman essay mills. Y es un fenómeno que poco a poco está llegando a los países hispanos.

Las tarifas son cada vez más asequibles. Pero hay que hacer una advertencia a quien se sienta tentado a recurrir a este atajo: no te fíes. Contratar a un negro (a un escritor fantasma, como dicen en inglés) tiene sus riesgos, como bien tuvo ocasión de experimentar Ana Rosa Quintana.

En el caso de los ensayos académicos el riesgo es el mismo, y lo voy a ilustrar con un ejemplo. Hace dos días encontré una mención al esperanto en Twitter, con un enlace a un ensayo sobre esta lengua internacional, que una de estas páginas de encargos utiliza como muestra de la calidad de su servicio.

A primera vista el texto tiene toda la apariencia de un texto serio, apto para presentar ante una audiencia especializada. Sin embargo, algunas de las conclusiones ofrecidas, sobre las razones por las que supuestamente el esperanto no ha triunfado, dispararon mis alarmas. No parecía que las razones tuviesen el calado necesario para ser consideradas académicamente relevantes. Así que chequeé la bibliografía... y me encontré que era falsa. Es decir, no existen los libros ni los autores que se muestran como referencia.

Puede ocurrir que la empresa considere al esperanto un tema interesante, pero lo suficientemente exótico (dado que, según ellos, "no ha triunfado"), como para que se piensen que nadie se daría cuenta. Incluso se permiten el lujo de incluir una "versión" en esperanto del texto, creada con un programa de traducción automatica, completamente chapucera. Desgraciadamente para ellos, se equivocan: algunos nos hemos dado cuenta.

Supongo que ahora debería advertir a los responsables de la web sobre los errores, para que lo retiren y dejen de engañar sobre un tema del que evidentemente sólo conocen los prejuicios habituales. Pero, a la vez, hay algo de justicia divina en el hecho de que los tramposos se vean engañados a su vez.

Y se comprueba de nuevo que el esperanto es un magnífico medio para detectar falsarios.