Eurobasket (IV) España 63 - Turquía 60: si algo puede salir mal...

España cayó ante Turquía por 60-63 en el primer partido de la segunda fase del Eurobasket de Polonia. Sergi Llull dispuso de la última posesión para ganar el partido, pero la canasta no entró y el triunfo fue para el conjunto otomano. El equipo español, "liderado" por Pau Gasol y Rudy Fernández, se ve obligado ahora a ganar los dos partidos que restan para asegurarse su participación en los cuartos de final.

Pau Gasol, los resultados, la ilusión, la confianza... todo por los suelos en el seno de la selección española

 Decía una de las leyes de Murphy que si algo puede salir mal, (sin duda) saldrá mal. Y a tenor del contínuo sufrimiento de la selección española en Polonia, bien podría haber sido ésta una de las máximas del combinado que dirige Sergio Scariolo. Cuando no es una derrota inesperada en el debut, es una agónica victoria tras otra ante rivales de menor entidad; cuando no nos lamentamos el día de descanso por la cantidad ingente de tocados con la que contamos, perdemos un poquito más de credibilidad y favoritismo tras perder el segundo partido, esta vez ante Turquía...

... y eso no es todo, ya que si de verdad todo estaba saliendo mal (véase de una manera bastante distinta a la que nos planteamos este Eurobasket antes de viajar a Polonia), las declaraciones de Marc Gasol al término del partido contra Turquía, no han dejado indiferente a nadie. "Teniendo a Pau en el campo, jugársela con el chico que acaba de llegar... pasan estas cosas". Minutos antes, con 12 segundos de partido por disputarse y un punto abajo en el marcador, Scariolo dibujó una jugada donde el único protagonista era Sergi Llull, quien realizó con éxito el movimiento diseñado, pero acabo fallando la canasta que nos habría puesto por encima en el marcador.

Que las sensaciones no estaban siendo las mejores en el seno de la selección española era evidente, e incluso palpable. Pero las palabras del mediano de los Gasol transgreden todo concepto de "química" existente entre los jugadores y en el cual todo aficionado creía a pies juntillas desde que se ganara de la mano de Pepu Hernández el Mundial de Japón, allá por 2006. Tres años más tarde, ha empezado a perderse la ilusión de la misma manera que los partidos, e incluso esa "magia" que tantos buenos resultados ha dado a la selección dentro y fuera de la pista, y a propios y extraños en cualquier ámbito de la vida sirviéndose de su ejemplo, no vez la luz en su propio tunel.

El resultado del partido ante Turquía, una anécdota. Un choque sin ritmo, marcado por las innumerables pérdidas de balón en el que una vez más, España jugó con fuego hasta que se quemó, el día en que podía haber iniciado su recuperación en el plano conductual sobre el parquet, y sobretodo en el vestuario. Pero nada más lejos de la realidad, Pau Gasol y Rudy Fernández, con 16 puntos cada uno, aún parecen un argumento más que innecesario para vencer a un equipo como Turquía, que cuenta sus partidos en Polonia por victorias. Y eso que el equipo que lidera el finalista de la NBA Hidayet Turkoglu (desaparecido ante España), no ha jugado su mejor partido en este campeonato.

El conjunto otomano siguió el camino que ya trazaron, con mayor o menor éxito, selecciones como Serbia, Gran Bretaña o Eslovenia, y planteó un partido agresivo en ataque, y excesivamente duro en defensa. Por primera vez España contaba con sus 12 jugadores, las excusas debían ser menos, pero la actitud, aunque remozada en algunas fases del choque, fue la misma de todo el Eurobasket. A pesar de todo, y aunque suene a válvula de escape cada vez más utilizada por periodistas y aficionados, España aún tiene opciones para entrar en los cuartos de final: ganar a Polonia y a Lituania hace de la situación actual algo no tan horrible e infausto como pueda parecer.

Incluso ganar uno de los dos choques puede ser suficiente; los números hablarán en caso de continuar semejante caída en picado hacia el mundo de los mortales, lugar al que pertenecemos de nuevo desde hace unas semanas por méritos (o deméritos) propios. Y es por eso por lo que quizás el problema no sea recuperar el buen juego o la senda de la victoria, sino las sensaciones, mucho más difíciles de volver a conseguir. El lunes, ante Lituania, primer "match - ball" para el equipo de Scariolo. Que la fuerza nos acompañe...