Arranca la Premier Post-Cristiano

Se alza el telón y aparecen los más grandes clubes del mundo, los de mayor tradición futbolística, los que más dinero generan, aquellos que están liderando el fútbol moderno, los que sacuden el mercado con estrellas a las que se sigue en cada rincón y que actúan en los escenarios más legendarios del planeta fútbol. ¿Cómo se llama la película? No hay duda, Premier League. Este sábado arranca la campaña 2009-2010 del campeonato que mayor expectación despierta y que arrastra a una mayor masa de seguidores en todo el mundo.

Inglaterra vuelve a vestirse de gala tras tres meses de parón que han dado para mucho. Será la temporada post-Cristiano pues la marcha del principal icono referencial merma no sólo a la plantilla de Alex Ferguson, sino a la imagen del campeonato en sí, que busca nuevo rey y que se presenta más abierta que nunca. Un United golpeado en su honor y obligado a sacar máxima rentabilidad a una plantilla rodada, la respetada continuidad en el nuevo Chelsea de Ancelotti, el sueño de Benítez en un Liverpool con pocas caras nuevas y un capítulo más en la delicada regeneración del Arsenal de Wenger, aseguran ‘guerra’ en el Top-4. Una cima inalcanzable para la gran mayoría pero asumible para un animador inesperado con chequera fácil y estrellas para aspirar a todo, el Manchester City.

Pese a que elegir candidato para esta campaña se presume todo un reto, el actual campeón, Manchester United, continúa como el foco de atención que todos siguen como estela. Ferguson ha perdido a su corazón, el hombre gol, el ‘niño bonito’, el que iluminaba Old Trafford y el que ha dejado bien repletas las arcas mancunianas. Cristiano Ronaldo se fue pero, a pesar de haberlo intentado, el escocés no ha logrado llevarse un sustituto de garantías que emule, al menos de lejos, los registros del portugués. Es el momento de sacar máxima rentabilidad a una plantilla potentísima, experimentada y acostumbrada a ganar que, pese a todo, deberá renovar su estilo, demasiado a merced de su estrella durante los dos últimos años. Rooney, Carrick, Vidic, Ferdinand o Berbatov (mucho más importante ahora tras la conflictiva marcha de Tévez), al que se le espera más que nunca, deberán reclamar protagonismo y reivindicarse ante aquellos que creen que el equipo ha perdido demasiado potencial como para estar entre los elegidos a final de campaña. Owen, Valencia, Obertan y el joven Diouf a partir de enero, son sus refuerzos, tan dubitativos como experimentales, lo que deja en incógnita el devenir de los Red Devils.

Con más fuerza que nunca aparece el proyecto del Chelsea. Los Blues han sido una amenaza seria durante los últimos años, donde ha tocado con los dedos títulos de primer orden y que ahora, con una actitud continuista en un mercado que avasallaban cada verano, pretenden sacar jugo a un grupo que se conoce a la perfección y que aspira a todo. Hiddink reestructuró el desaguisado que había montado Scolari en sólo unos meses y Ancelotti, que muchos ven como el punto extra que necesitaban los londinenses, no ha querido trastocar lo que ya funcionaba. Mismo once que el pasado año, única incorporación de Zhirkov (algo menos importante la de Sturridge) y un proyecto otrora sustentado en euros que encuentra el camino lógico de la sensatez, la que le debe llevar a lo más alto. El primer aviso ha sido la consecución de la Community Shield ante el United el pasado domingo.

Como tercera fuerza se encumbra el Liverpool, que pese a su gran campaña anterior, perseguirá de nuevo el sueño casi ininteligible en el que se ha convertido para ellos ganar la Premier. Dos décadas sin que Anfield grite el campeonato, muchos euros por el camino e ilusiones perdidas que, de nuevo tendrán las manos y la pizarra de Rafa Benítez como timón al que agarrarse. El técnico madrileño es adorado, es un símbolo del imperio Red y un perfecto anfitrión del fútbol moderno en las Islas pero su crédito se acaba y otro año sin títulos y viendo los festejos nacionales por la televisión le pueden condenar. Ha dejado marchar a su ‘cerebro’, un Xabi Alonso desconforme con el rol que su entrenador le había dado estos años y que ha abierto la puerta a la llegada de Aquilani. Un jugador diferente, joven y que supone un golpe de efecto arriesgado aunque valiente. Glen Johnson ha sido el sustituto ‘caro’ de Arbeloa en el lateral derecho. Año clave para el Liverpool, que seguirá basando su poder en Torres (recién renovado), Gerrard y la fuerza de un colectivo incansable.

Más atrás, quizás más que nunca, surge el Arsenal. Wenger se quedó tras dejar de lado un ofertón del mismísimo Florentino Pérez y, con él, su famosa filosofía armoniosa de juego. Sin embargo, las bases van cayendo y este verano han hecho las maletas dos de sus jugadores clave: Adebayor y Touré. El alsaciano no parece demasiado preocupado y aunque aún anda a la ‘caza’ de un delantero, parece confiar en la progresión intachable de Van Persie, Arshavin, Nasri, Eduardo y, por supuesto, Cesc, pues todos ellos deben seguir dando fútbol y creciendo en el Emirates al mismo tiempo. De no hacerlo, de estancarse, los Gunners pueden necesitar más que nunca a los ‘Wenger-Boys’ pues Denilson, Vela, Walcott, Ramsey o Diaby, han dejado de ser ‘novatos’.

Precisamente esa sensación de nerviosismo en el norte de Londres contrasta con la expectación y optimismo que vive el eterno vecino pobre de Manchester. El City se ha renovado gracias a los petrodólares interminables del jeque Mansour, que ha destrozado el mercado inglés con adquisiciones de nivel como Tévez, los citados Adebayor-Touré o Barry que, unidos a Robinho, Richards, Wright-Phillips o Ireland , amenazan con convertir el Top Premier en un Top-Five. Esta revolución total que tantos críticos ha levantado en el país y que sólo gusta a los aficionados citizens más revoltosos, será la atracción del año junto al buen hacer del Everton de Moyes, el Aston Villa de O´Neill (que ha logrado mantener a Agbonlahor y Young), el enésimo intento ascendente del Tottenham y la aparición estelar del gran Roberto Martínez en el renovado Wigan, al que da color español. Así arranca la Premier. Así arranca el espectáculo.

El Enganche