Se non é vero... é ben trovato

La historia de la famosa fotografía del Miliciano de Robert Capa ha generado siempre ríos de tinta. Que si es auténtica, que si es un montaje, que si era una maniobra propagandística de la República... Muchas teorías se han lanzado al respecto, pero parece que ahora la conclusión a la que han llegado diarios británicos como el Independent parece confirmar que no fue tomada en el campo de batalla. La pregunta es si estamos ante un magnífico fraude o si contemplamos un documento histórico que es simplemente una obra de arte.

El ojo de Robert Capa y el Ojo de Chema Madoz.

¿Quién se atrevería a discutirle a Goya la importancia de sus cuadros "La carga de los mamelucos" o "Los fusilamientos del 3 de mayo"? Evidentemente nadie discute que además de su valor artístico tiene un valor histórico muy importante. La foto de Capa es lo mismo. Sí, puede que a algunos talibanes del fotoperiodismo, la instantánea les parezca que pierde su valor. Pero, ¿alguien discute que es el icono más reconocible de la Guerra Civil?

Al igual que cuando pensamos en la Guerra de la Independencia, pensamos en un cuadro del genio de Fuendetodos, cuando pensamos en la contienda del 36 nos viene a la cabeza la instantánea impecablemente perfecta de Robert Capa. La caída del miliciano, fusil en la mano, refleja la tragedia de un pueblo, el sufrimiento de una nación enfrentada hermano contra hermano. Es una obra de arte, un símbolo, como pueda serlo el Guernica de Picasso, o las imágenes de la toma del Alcázar. Si la foto de Capa no es auténtica lo parece, o como dirían los italianos, se non e vero e ben trovatto. Es tan auténtica que aunque sea falsa, es muy verdadera.

OTROS MONTAJES QUE HICIERON HISTORIA

No todo lo que pensamos que es cierto, siempre lo es. ¿Quién no recuerda las imágenes de "El hombre y la Tierra" de Félix Rodríguez de la Fuente? Todo preparado, Todo milimetrado. Todo forzado para que el cámara pudiera captar el momento en el que el lobo ataca a su presa. La espontaneidad de esos reportajes era mínima, todo obedecía a un plan completamente estudiado de antemano. ¿Montaje? No, simplemente era la única manera de captar la realidad.

Lo mismo ocurre en el 99 por ciento de los documentales de animales. O no vayamos tan lejos; simplemente hay que poner un informativo y ver cómo un presentador hace que cuenta una noticia, -como si la supiera de memoria-, cuando en realidad está leyendo de un autocúe. ¿Miente? No, simplemente utiliza la técnica para ponerla al servicio de un mensaje. Para contar algo a alguien. Esa es también la esencia del teatro.

La fotografía es también un cúmulo de arte que no siempre cuenta la verdad. Pensemos en una foto de Chema Madoz, por ejemplo la que tenemos al lado. ¿Es falsa? Probablemente el Photoshop haya hecho su trabajo, pero puesto al servicio de un arte, el arte de la fotografía. Madoz es experto en ello. Y es un genio.

Con todo esto quiero decir que a mí me importa muy poco si la foto de Robert Capa fue tomada en una maniobras, en un estudio o en el campo de batalla. Sé que es un icono del siglo XX, una referencia del mundo de la fotografía, un prodigio de técnica, de expresión, de realismo, de originalidad. Sé que evoca toda una época, y cuando la miro recuerdo los libros de Historia del colegio que ilustraban esa horrible guerra con una foto que reflejaba mejor que otra cosa lo que fue. Al igual que cuando pensaba en el Conde Duque de Olivares, el pincel de Velázquez hacía el resto.