El primer concierto de la gira mundial del grupo irlandés fue un grandioso espectáculo marcado por 'La Garra', su innovador y aparatoso escenario, relegando la música y el repertorio a un segundo plano. U2 basó la actuación en los tres últimos discos, con algunos altibajos en sus visitas al pasado. "The Unforgettable Fire", recuperada tras dos décadas, sonó gloriosa; "One", la destrozaron, parece que por problemas técnicos. También hubo conexión con la Estación Espacial Internacional, homenaje a Michael Jackson, karaoke, peloteo a Barcelona y algo de sermón, pero menos que otras veces.
El espectacular escenario 'The Claw'
Me imagino a cualquiera de las 90.000 personas que el martes por la noche estuvieron en el Camp Nou de Barcelona explicando el concierto de U2 a sus amistades. De lo primero que estarán hablando es del alucinante escenario (bautizado como La Garra), abierto al estadio por todos sus frentes y circular (con la plataforma de la batería giratoria), de la pantalla, de las luces, del espectáculo. Del extraordinario y ciclópeo espectáculo que ofreció la banda irlandesa durante más de dos horas. Sin fisuras. Seguro que también estarán comentando la conexión con la Estación Espacial Internacional, el homenaje a Michael Jackson, los lemas solidarios, las referencias a Barcelona y al Barça y otros golpes de efecto. Por último, citarán las canciones que más les gustaron, las que rescataron del pasado y quizás algo de la coherencia del repertorio, de la acústica, que Bono estuvo pletórico y que The Edge sacó sonidos estratosféricos de su guitarra. Justo lo mismo que he hecho yo. No hay que darle muchas vueltas para entenderlo: el show, su deslumbramiento y gigantismo, ensombreció el contenido musical.
Salvo en casos como "The Unforgettable Fire", que para mi gusto fue el momento cumbre del concierto, por el tema en sí y por su perfecta conjunción con el espectáculo. Una canción de 1984 que U2 no tocaba en directo desde 1991, con el sonido y los arreglos actualizados y puesta en escena justo en el momento en el que La Garra disparó toda su pirotecnia: la pantalla se desplegó, la retransmisión en directo se mezcló con imágenes preparadas, el pirulí del centro de la cúpula encendió todas sus luces, los focos iluminaron el estadio por completo... Y U2 sonaron más a U2 que nunca en toda la noche. Fue el momento.
Puede que desde sitios como en el que me encontraba, el tercer graderío del gol más cercano al escenario, Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. parecieran insignificantes hormigas, engullidas por tan colosal montaje. Puede que esta gira, 360º Tour, no sea de dimensiones humanas, que no potencie precisamente la cercanía entre los músicos y el público, a pesar de las pasarelas intercaladas y de las pantallas. Pero cuando pagas más de 70 euros por una actuación es de agradecer que el espectáculo sea embriagador, que te subyugue, aunque la música pase a un segundo plano. Sí, U2 domina el rock de estadios como muy pocos grupos. (Por cierto, los socios del Barça de esa zona del campo me imagino que estarán acostumbrados, pero el tembleque de la grada en los momentos de más fervor colectivo metió el miedo en el cuerpo a más de uno).
El repertorio se fundamentó en los tres últimos discos. Después de sonar David Bowie, arrancaron con "Breathe", "No line on the horizon", "Get on your boots" y "Mangificent", posiblemente la mejor del último. De How to Dismantle an Atomic Bomb y All That You Can't Leave behind, que por cierto aguanta muy bien el paso del tiempo, cayeron las que mejor funcionan en directo y hasta tiraron de karaoke. En "Walk on" se homenajeó en las pantallas y con caretas en todo el estadio a la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, hoy presa política en Myanmar. Y en "City of Blinding Lights" la estación espacial de U2 parecía que iba a ponerse a volar, convirtiéndose en una auténtica atracción de feria futurista. De nuevo, ese contraste entre el mensaje solidario y las luces de discoball, en el que a Bono tanto le gusta hacer equilibrismos, aunque quizás menos cargante que en giras anteriores.
Lo que más incomprensible encuentro del concierto del martes es que U2 redujera uno de sus tres mejores discos, Achtung Baby, a dos canciones: la hermosa "Ultra Violet (Light My Way)" y "One", que maltrataron de forma incólume, teniendo incluso que pararla, al parecer por problemas técnicos de sonido. Los álbumes de los 90, en general, salieron muy mal parados en el repertorio. Está claro que Pop no es su cumbre creativa, pero al recordar la actuación de 1992 en el Palau Sant Jordi dentro de la gira Zoo TV Tour, a mi juicio insuperable, uno duda de que sea una decisión acertada.
En la recta final, la banda irlandesa se inclinó más por recuperar los grandes éxitos de los 80 y alguna perla suelta, como la citada "The Unforgettable Fire", "Pride (in the name of love)" y "LMK". Fueron los pasajes más barraqueros y previsibles de la noche: "I still haven't found what I'm looking for" (con guiño final al "Movin' on up" de Primal Scream incluido), "Where the streets have no name", "Sunday Bloody Sunday"... también "Vértigo" y, claro, "With or without you". Ovación antes de empezar y estribillos cantados a coro por todo el estadio. También hubo tiempo de homenajear al recientemente fallecido Michael Jackson intercalando fragmentos de canciones como "Man in the mirror" en "Angel of Harlem".
El primer concierto de la nueva gira mundial de U2 tuvo múltiples golpes de efecto, de esos que haría falta ver varias veces para poder catalogarlos. Me sobraron algunas canciones y me faltaron otras. Me sobró el populismo fácil de Bono, cuando piropeó a Barcelona, proclamando que fue la capital del surrealismo (cuando todo el mundo sabe que fue París), y al Barça, calándose durante toda una canción ("One", nada menos) una camiseta azulgrana que le paraba como a los protagonistas de Días de fútbol. Me quedo con el soberbio espectáculo, arrollador, con el sonido durante la mayor parte de la actuación y con lo de siempre: la forma extraterrestre que tiene The Edge de tocar la guitarra, llenando de fraseos y efectos todo el Camp Nou, la energía de Bono y el poder escénico de U2 como banda.
Más información y vídeos en nomepierdoniuna.net.
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