La Lisboa de CR7

Si el pasado miércoles hacíamos un recorrido por la Madeira de Cristiano Ronaldo, hoy vamos a emprender un viaje a la Lisboa profunda, la del Fado y el bacalhau que el astro portugués vivió durante una etapa de su vida, cuando militó durante 3 temporadas en el Sporting de la capital lusa. Tres temporadas dan para mucho, para conocer a fondo una ciudad; nosotros te haremos un resumen de lo imprescindible, un recorrido para no perderte nada de Lisboa

La Alfama lisboeta es la barriada más popular de la capital lusa. Un auténtico templo del Fado, donde se puede escuchar el auténtico sonido popular de esta música portuguesa.

Que CR7 es un crack, nadie lo pone en duda. Que Lisboa es un crack de ciudad, tampoco. Fue en 2001, cuando el genio de Funchal se desplazó hasta la capital de su país para debutar esa misma temporada en el equipo que le daría la fama. Tenía sólo 17 años, pero se convirtió en habitual de una plantilla que se proclamó campeona de Liga.

La Lisboa que vivió CR7 es muy similar a la que te puedes encontrar ahora. Moderna y cosmopolita, guarda también un aroma añejo, de esas capitales del sur de Europa que todavía viven a medio camino entre los años 70 y el siglo XXI. Una prueba de lo que decimos es el barrio de Alfama, una especie de Lavapiés lisboeta, que se convierte cada noche en un barrio noctámbulo, surrealista y auténtico.

Si se quiere descubrir el alma de Alfama hay que cenar en uno de sus numerosos restaurantes a pie de calle. Entre los callejones, subidas, escaleras interiores, cuestas... encontraremos sitios como "Alfama Grill" o "Puerta de Alfama", muy cerquita de una pequeña Iglesia, la de Sao Vicente, que a buen seguro frecuentó Ronaldo. Alfama huele a sardina, -las asan en la calle, ahumando al personal-, y suena a fado, pero no al fado de laboratorio, sino al popular, a ese que canta una camarera mientras te sirve una cerveza fría o una sangría de vinho verde. 

Alfama es también un barrio bohemio, pero sobre todo popular, donde cualquier cosa puede ocurrir. Si caminamos unos pasos hacia la Catedral, daremos con el Clube de fado, Rua Sao Joao da Praça, regentado por el músico Mario Pacheco. Allí daremos con otro tipo de fado, el de la luz a medio gas, la cantante de ojos cerrados y el instrumento embriagado por la saudade, esa especie de tristeza alegre que sólo entienden los portugueses. Saudade que a buen seguro siente CR7 cada vez que deja a Paris Hilton en el portal de su casa... ¡ay esos amoríos veraniegos!

Muy cerca del Clube de fado encontramos el Castelo de Sao Jorge, el gran mirador de la ciudad, desde donde se divisa todo Lisboa. Es algo así como el Palco de honor del Bernabéu, una especie de tribuna desde la que se otea toda la capital. Es imprescindible subir hasta el Castillo, ya bien sea andando, como en Tranvía. Sin duda, el 28 es uno de los más castizos. Una vez arriba, la foto-paparazzi casi desde cualquier punto. La vista es espectacular.

Como espectacular también es el callejear por la ciudad. La Plaza del Comercio es el corazón de Lisboa, -un corazón ahora en obras-, al igual que el Rossio, o la plaza del Marques de Pombal, centro financiero unido al centro histórico por la Avenida de la Libertad. Es interesante y casi imprescindible pasear por todas esas calles, sobre todo para comprobar lo imponente de sus estatuas, de los monumentos, de las fuentes... y de su casi eterno empedrado, -abstenerse las chicas con tacón alto-.

Por la plaza del Rossio, pleno centro, accederemos al ascensor que nos lleva al barrio de la Baixa y de Chiado. Un ascensor decimonónico impresionante, obra de un discípulo de Eiffel. Llegaremos a la Baixa, y podremos ver las ruinas del convento do Carmo, destruido en el siglo XVIII por un terremoto, y que fue utilizado por los militares en el Golpe de 1974 con el que llegó la democracia a Portugal. Impresiona ver las ruinas, y ver cómo luego ha crecido la ciudad. ¿Alguien ve un símil con la llegada de CR7 al Madrid? Pues aunque esté pillado por los pelos, el símil futbolístico nos sirve para seguir callejeando por ese barrio lisboeta. Es sin duda el barrio de los artistas, de los teatros, cafés, restaurantes, librerías... Otro barrio imprescindible en la capital de Portugal, que nos llevará a conocer una cara muy distinta de la habremos visto en Alfama o en el Centro.

LA IMPRESCINDIBLE VISITA A BELÉM

Si Raúl ha sido imprescindible en el Real Madrid, Belem lo es en Lisboa. El barrio de Belem alberga monumentos como la Iglesia de los Jerónimos, -un monumento de estilo manuelista impresionante-, el monumento a los descubridores portugueses, -todo lo que se diga por escrito es poco, hay que verlo-, o, y sobre todo, la Torre de Belem, una construcción defensiva de la ciudad, que hoy es sin duda, uno de los símbolos más reconocibles de Portugal.

Belem alberga más arte que un quiebro de CR7, así que la visita a este barrio es totalmente indispensable. Sobre todo teniendo en cuenta que podremos disfrutar de los famosos "pasteis de Belem", o pasteles de nata, que en realidad son de crema. Los venden por toda la ciudad, y en cualquier confitería o pastelería los podrás adquirir, pero, ojo, los auténticos, son los de la vieja confitería de Belem. Cualquier parecido con otros pasteles es pura coincidencia. Valen a 0,90 euros, y acompañados de un café son una delicia después de comer. Nadie toma sólo uno, tú también descubrirás por qué.

Cristiano Ronaldo, se presenta el día 6 en el Madrid, y su llegada ha generado tal expectación que podemos decir que será el nuevo Zidane o el nuevo Figo. Ahora le toca disfrutar de Madrid, como lo ha hecho de Madeira, de Lisboa o de Manchester. ¡Suerte!