El Norte también existe

El turismo extranjero en los primeros meses del año ha caído en más de un 10%. El norte de España podría aportar su granito de arena (o de arroz) a un sector basado en la playa y la paella.

Vista de Playa España, en Quintes, pueblo del municipio de Villaviciosa (Asturias).

Ayer conocimos los datos de la Encuesta de Movimientos Turísticos en Frontera, según los cuales, España ha recibido durante los primeros cinco meses del año, un 11,8% menos de turistas procedentes del extranjero con respecto a las cifras alcanzadas en el 2008 durante el mismo periodo.

El turismo, fuente importantísima de ingresos para la economía nacional, no podía ser ajeno a la situación económica actual, por lo que estos datos negativos no han sorprendido a nadie. El descenso en las visitas extranjeras, en concreto, se hace especialmente patente entre ingleses y alemanes, tradicionales clientes de la doble P (playa y paella) y que ahora parecen buscar otros destinos.

La pregunta lógica que touroperadores y agentes implicados en el sector turístico se plantean es si se podría poner remedio a esta tendencia a la baja. El modelo de la doble P ha dado muy buenos resultados en el pasado, pero quizás ahora resulte insuficiente para motivar a un nutrido número de clientes potenciales, a los que ese modelo puede que ya no les atraiga en exceso, o que encuentran esa misma oferta en otros destinos a menor precio. Tal vez no haya que echarle toda la culpa a la crisis sino a un formato de paquete vacacional basado en sol y comida, y por ello, centrado en las regiones que pueden ofrecer este cóctel turístico asegurado durante un mayor número de meses al año.

Más al norte de estas regiones doradas, el turismo se ha sustentado en su mayor parte en el cliente nacional. Personas que buscaban escapar precisamente de las temperaturas asfixiantes del Sur, aprovechando además para entrar en contacto con una naturaleza que para ellos resultaba poco menos que paradisíaca. Por si esto fuera poco, la relación calidad precio era irresistible.

¿Qué ocurriría si añadiéramos una tercera P a nuestro modelo turístico por excelencia, la P de paisaje? Porque las regiones del Norte, contra lo que muchos puedan creer, poseen también las otras dos P. Y es que en Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco podremos encontrar seguramente alguna de las playas más hermosas de toda la costa peninsular, rodeadas de un entorno natural que al turista no deja de asombrar, lo mismo que el hecho de que los días soleados nunca faltarán por más que el hombre del tiempo se empeñe en negarlo. Lo que no necesitaremos será dormir con la ventana abierta y el aire acondicionado al máximo. Es más, probablemente tengamos que echar mano de alguna chaqueta si queremos salir a cenar en una terraza. ¡Porque vaya si se cena bien en el Norte! En nuestra segunda P, las mejores carnes y los pescados más exquisitos comparten protagonismo a un precio más que razonable.

Si los extranjeros no saben apreciar que el Norte también existe, ellos se lo pierden, aunque habría que hacer algo por hacerles cambiar de opinión. Pero lo que sería imperdonable es que cuando aún no conocemos buena parte de nuestra geografía, y en un momento de crisis como éste, nosotros sigamos yéndonos al extranjero en búsqueda de lo que tenemos en casa: nuestras tres P, y hasta el resto del abecedario al completo.