España: una victoria de récord

El pasodoble ya está por encima de la samba. El triunfo logrado por España ante Sudáfrica nos lleva a lo más alto del fútbol mundial. ¿Por qué?

El fútbol de nuestro país, después de los noventa y de tantos millones de euros gastados en un solo jugador, ha escrito un nuevo capítulo de la historia. La victoria por 2-0 a Sudáfrica sirve no sólo para proclamarnos campeones del Grupo A de la Confederaciones, sino también para que la Selección española de fútbol sea el combinado nacional con más victorias cosechadas de manera consecutiva. Se lleva 'La Roja', se lleva el producto nacional.

Brillaron en el primer partido de la Copa Confederaciones. Aburrieron en el segundo. Dudaron en el tercero. Porque España fue superior a Sudáfrica, los tres puntos no peligraron en ningún momento, pero la actitud fue otra y el estilo diferente.

El campo se llenó hasta la bandera. Esta vez sí se repartieron entradas gratis para que el público atronara con sus trompetas a los españoles. Y las cámaras de televisión se centraron en las sonrisas del continente negro. Sonrisas que emocionaban. Porque veías a mujeres con sus 'mejores' galas en un Estadio plagado de felicidad. Al público le daba exactamente igual que su equipo ganara. No protestaban faltas ni se metían con los rivales. El 80% de ellos no había visto un evento así en su vida y estaba absolutamente absortos. Ir al fútbol anoche fue, para muchos, la gran experiencia de sus vidas. Y eso merece una reflexión.

Todos bostezamos en algún momento del encuentro. Los nuestros practicaron ese fútbol de paciencia que aburre a los rivales y desespera a los espectadores. Toque por aquí, toque por allá; pero ninguna profundidad. Empezamos por la izquierda, conducimos a la derecha y, al final, entramos por el centro. Pero sin peligro. Porque el centro del campo no conectó con Torres y con Villa; porque las bandas no encaraban y no abrían espacios. Tal vez, porque los anfitriones plantearon un partido muy inteligente pese a sus carencias individuales.

Las órdenes de Joel Santana a sus hombres fueron claras: tenéis que ser duros. Y así fue. Los sudafricanos comenzaron el partido con el cuchillo entre los dientes y alguno de los nuestros pudo correr riesgo en alguna entrada demasiado dura.

En la primera parte Xavi no descifró el partido. No encontró esos huecos que él mismo suele fabricar. Y sin su ayuda, Torres y Villa no se sentían cómodos porque tenían que salir de su posición, lo cual facilita las cosas a los contrarios. El 'niño' y el 'guaje' estuvieron sin estar. Del Bosque no les dio descanso para que sumaran goles en la pugna por el Trofeo de máximo goleador, pero sólo el valencianista pudo marcar. Después de fallar un penalti. También erró controles y remates que normalmente son la especialidad de la casa. Y es que el delantero está acusando demasiado las presiones que su fichaje por el Real Madrid están levantando. El propio jugador es el único que se está mostrando a la altura de las circunstancias.

España no tuvo frescura. Los arreones de Sudáfrica apenas planteaban peligro porque ponían más corazón que entrega. Calidad poca. Lo cual fue contagiando a nuestros jugadores porque en ningún momento del partido se encontraron cómodos. Y conforme avanzaban los minutos todo se congelaba más. Irak no podía con Nueva Zelanda y el 1-0 servía a los anfitriones para hacer historia y clasificarse para semifinales del Torneo.

En una jugada tonta, donde la ensayada no salió. Llorente 'pescó' un balón muerto dentro del área pequeña que procedía de un compañero suyo que le había pegado mordida y la enchufó en la portería sudafricana. El vasco había salido en la segunda parte por Torres. El gol definía el partido: España ganaba casi sin querer.

Ese 2-0 final servía a Sudáfrica, puesto que Irak no pasó del empate a cero contra Nueva Zelanda. Ahora ambos buscarán rival en la jornada de hoy con un espectacular Brasil-Italia y un importante Egipto-EE UU. De esos partidos, saldrán las semifinales definitivas de la Copa Confederaciones.

Carlos Felipe