Sin Pau Gasol no hay paraiso

O no hay anillo. Kobe Bryant es el merecido MVP y Los Angeles Lakers incontestables campeones. Pero sin Pau Gasol cerca, ni el escolta ni el conjunto angelino habrían sido capaces de conseguir su último título de la NBA.

Pau Gasol y Kobe Bryant, encantados de haberse conocido

Que Kobe Bryant es el mejor jugador de la actual NBA, es evidente. No hay duda, no existe otro jugador capaz de promediar hoy en día 32,4 puntos, 5,6 rebotes y 7,4 asistencias en una Final de la NBA; bien porque su juego no alcance semejantes números, bien porque no haya tenido la oportunidad de jugar la Final de la NBA. Kobe conduce, lidera, dirige... y los Lakers le siguen. Aplastante MVP.

Que Phil Jackson es el mejor entrenador de todos los tiempos en la historia de la NBA, es evidente. Su liderazgo dentro y fuera de la cancha, y sus 10 títulos como entrenador, hablan por sí solos; los 6 primeros al mando de Chicago Bulls, y los 4 últimos desde el banquillo de Los Angeles Lakers, suponen un récord que deja atrás el registro que obtuvo el mítico y por siempre recordado Red Auerbach, al frente del que todavía es el equipo con más títulos de la NBA, Boston Celtics.

Pero si hay algo todavía más evidente, a pesar de que hay quienes intentan esconderlo, es que sin Pau Gasol, ni Kobe Bryant habría conseguido su cuarto anillo, ni Phil Jackson habría entrado en la historia, ni Los Angeles Lakers presumirían ahora de su 15º título de campeones de la NBA. "¿Pau Gasol? Es sencillo. No habríamos podido ganar sin él", dice Mitch Kupchak, el general manager del equipo californiano. Razón no le falta, y es que sacrificando sus números por el bien del equipo, el de Sant Boi ha resultado decisivo, vital e imprescindible para su equipo, al aprender a sufrir defendiendo al que dicen que es el mejor pívot del mundo, Dwight Howard.

La serie de Pau Gasol ha sido brillante, más si cabe que la victoria de Los Angeles Lakers frente a Orlando Magic. Ha sabido hacer en cada momento lo que su equipo necesitaba de él, y ha conseguido dejar en el camino la etiqueta de blando que algunos periodistas americanos le colgaron, imponiéndose a base de poderío físico e inteligencia. Su defensa durante esta temporada y sobretodo en estas Finales de la NBA ha sido determinante para que su equipo se haya proclamado campeón por 15º ocasión. Ahora él también es campeón de la NBA, habiendo demostrado que "puedo jugar contra cualquier rival y circunstancias".

De poco o nada sirve detenerse a admirar sus números; hacerlo significa correr el riesgo de perder de vista todo lo que significa cuanto hace sobre una cancha de baloncesto. Sus 18,3 puntos, 10,8 rebotes, 2,5 asistencias y 2 tapones por partido durante estos PlayOffs, no reflejan con exactitud el sufrimiento con el que el español ha sacado adelante cada uno de esos choques, independientemente del rival y del escenario en que se librara la batalla. "He cumplido con mi trabajo y eso también me hace sentir feliz", aseguraba minutos después de acabar el quinto partido de la Final de la NBA. A pesar de todo cuanto haya sufrido, se muestra encantado de haberse conocido a sí mismo, y dice orgulloso que "fue una gran suerte recalar en este equipo, es la hora de disfrutar de ser los mejores de los mejores". Sus palabras, así como su actuación durante toda la temporada, tienen un valor incalculable, y le convierten, tanto dentro como fuera de la pista, en un ejemplo de superación y sana ambición.

Después de ocho temporadas en la NBA, Pau Gasol ha hecho que esta temporada 08/09 haya sido la del espaldarazo definitivo a su carrera. Más líder y competitivo que nunca, el español ha alcanzado la madurez total en apenas temporada y media que acumula en las filas de Los Angeles Lakers. Su traspaso en febrero del año pasado, supuso un paso adelante en una carrera plagada de triunfos, colectivos, pero sobretodo personales. Rookie del Año en su temporada de debut en la NBA, y All-Star en hasta dos ocasiones, Gasol se ha ganado el total respeto de la mejor liga del mundo al haber conseguido su primer anillo como campeón. Claro que, comprobando su trayectoria en la NBA, surge una duda quizás impertinente: ¿qué será lo siguiente?

El baloncesto nunca será suficiente para Pau Gasol. Siempre le quedará algo que ganar, que demostrar o conseguir... y es que los luchadores no descansan. Ansía ser un jugador cada vez más y más grande, por seguir siendo diferente al resto, especial. Prefiere demostrar que es un ganador a que lo digan de él, y precisamente por ello se ha convertido en el jugador determinante que es, a bien de minimizar sus errores en la pista. Generoso y exigente, nunca se rinde; sabe que no hay sueño imposible para quien lucha por él, y lo demuestra tanto dentro como fuera de la cancha, porque como bien dice Jim Cleamons, asistente de Phil Jackson, "es un jugador maravilloso, pero un mejor ser humano".

Especie en peligro de "extinción" dentro del baloncesto mundial, Pau Gasol es un jugador diferente, especial. Quizás por eso, Los Angeles Lakers hayan tenido que esperar a contar con él entre sus filas para coronarse de nuevo como campeones de la NBA, siete años después. Sin Pau Gasol, este paraiso del que actualmente disfrutan los jugadores angelinos no sería posible; sin Pau Gasol, ni Kobe ni los Lakers habrían recuperado la hegemonía de la NBA. Por todo ello y mucho más, larga (larga larga larga...) vida a Pau.