Presidente Florentino: el reto de levantar el Real Madrid

Florentino Pérez está llamado a ser el Obama del Real Madrid. Lo sabe y no se asusta; al contrario, se muestra encantado. Porque Florentino Pérez es un amante de los retos con mayúsculas; cuanto más complicados más interés muestra en alcanzarlos. No sólo le sucede cuando se habla de fútbol (“su vicio es el Real Madrid”, descubrió hace años su esposa); también en los negocios empresariales con su constructora. Siempre ha sucedido así y así continuará siendo desde esta pasada medianoche, cuando se ha proclamado presidente del Real Madrid sin necesidad de cumplimentar el trámite de comparecer en las urnas. Dicho sea de paso, el sueño de todo político. Y es así porque ningún otro socio madridista, con suficiente capacidad económica, ha osado convertirse en su adversario. La infranqueable barrera de los avales ha ahogado a Martínez Bravo, Juan Onieva y Eduardo García. A excepción del primero, el protagonismo de los otros dos ha sido más bien insultante hacia la entidad. Por consiguiente, en este lunes, a media mañana, en el palco del Santiago Bernabéu, Florentino Pérez será investido presidente del Real Madrid.

Entonces, Florentino Pérez regresará a la presidencia. Pero ¿y entonces? Entonces, Florentino Pérez emprenderá una misión de altura: reconstruir un club en tiempo récord, como él mismo reconoció en su estruendosa puesta en escena: “Haremos en un año lo que llevaría tres”. Será así porque Florentino Pérez se encontrará con una ristra de esos retos a los que tanto le gusta enfrentarse. No habrá únicamente asuntos deportivos (nuevos futbolistas, directores deportivos, entrenador, mayor protagonismo a la cantera...) aunque, por otra parte, sean los más atractivos e importantes. El ex presidente se encontrará con desafíos económicos, sociales e institucionales. Estos asuntos no son secundarios, puesto que gran parte de los motivos de la actual situación de decadencia encuentran su epicentro en estos temas menos pomposos. Los riesgos de esta aventura no concluyen aquí; a todo esto se suma una comprometida coyuntura económica de orden mundial. Será el más difícil todavía. Y ni siquiera esto amedrentará a Florentino Pérez.

Económicamente, el Real Madrid convive con una deuda cercana a los 350 millones de euros (hay estudios más pesimistas que hablan de 500 millones de euros) y con una serie de contratos cerrados, impidiendo, por el momento, obtener un mayor beneficio, por ejemplo, de los derechos audiovisuales, de los patrocinadores o del centro comercial ‘La Esquina del Bernabéu’. El marketing, innovador, claro está, deberá ser la tabla de salvación del proyecto de Florentino, aparte, naturalmente, de los créditos bancarios. Socialmente, Florentino deberá restablecer las relaciones con los socios, bastante indignados con el Club desde los sucesos bochornosos de la pasada Asamblea de Compromisarios del 7 de diciembre. Igualmente, Florentino deberá potenciar todos los canales de comunicación del Club, en claro deterioro, especialmente el canal de televisión. Y así otra serie interminable de retos, porque el Real Madrid está como un solar. Hay que tirar el edificio y volver a levantarlo. Y, además, ganando títulos de forma inmediata.

Regenerar el madridismo

La intervención quirúrgica del creador de los galácticos no sólo estará encaminada a regenerar el corazón del vestuario, sino a otros órganos cruelmente castigados durante el último trienio, pese a la consecución de dos campeonatos de forma consecutiva: se debe generar una nueva ilusión a la masa de socios (Vuelve la ilusión es el lema de la candidatura de Florentino) a través de una distinta filosofía de vida y se debe recuperar el prestigio y respeto olvidado con relación a las grandes potencias futbolísticas.
En el nacimiento de un Real Madrid absolutamente renovado no predominará la sencillez. El desafío es imponente, pero, en caso de consumarlo, significaría la conquista de todo el madridismo. Y parece que los primeros pasos están encaminados hacia una resolución positiva. Porque no siquiera es presidente y Florentino Pérez ya está obrando sus primeros logros: que los patrocinadores se mantengan fieles a la Casa Blanca; que los bancos no pregunten en exceso a la hora de conceder créditos para acometer las grandes contrataciones deportivas; y que los grandes mandamases del fútbol ya hayan mostrado su nerviosismo en público ante estos movimientos previos.

Pero no todo lo que reluce es oro, como apunta el refranero. En esta ocasión no habrá terrenos urbanísticos que vender ni tampoco existirá el factor sorpresa con Figo (¿o tal vez, sí?). Las soluciones, por tanto, se centran en conseguir buenos créditos bancarios, renegociar contratos audiovisuales y comerciales, potenciar el marketing y ante todo ser innovador. Y para empezar dos nombramientos: Pellegrini, como entrenador, y Kaká, como el primero de los refuerzos.

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