La crisis periodística.

Mientras los periódicos empiezan a acusar la crisis más de lo que se pudiera pensar, hace tiempo que algunas voces empiezan a clamar por un cambio de modelo en un negocio que puede correr la misma suerte que las discográficas, actualmente más preocupadas por sacar cuartos de cualquier lugar excepto de sus discos.

Pero no nos engañemos, la crisis periodística no es solo económica, no solo afecta a los periódicos de papel y no solo necesita de un cambio a nivel empresarial, es necesario que las empresas, pero sobre todo los periodistas miren atrás y se den cuenta de que por el camino han perdido algo más que los euros que ahora buscan bajo los cojines de los sofás de los despachos. Los periódicos y periodistas  más respetables han sido usados como armas arrojadizas entre facciones políticas y los no tan respetables se han convertido en auténticos mercenarios tan poco escrupulosos como veraces.

Cuando PRISA empezó a utilizar a “El País” como instrumento propagandístico en la guerra del fútbol se vislumbraba el principio del fin. Acostumbrados nos tenían otros periódicos a guerras sucias, el tratamiento informativo de los atentados del 11-M fue la prueba de que mezclar periodismo con política y balances empresariales es una combinación en la que el ejercicio responsable del periodismo resulta ser una auténtica utopía.

En tiempos de crisis determinados periódicos no han dudado por ejemplo en pintar el panorama económico todavía peor de lo que es, elevando a noticia comentarios de pasillo de personajes manifiestamente opuestos al gobierno solo por atender los compromisos políticos que requieren de los servicios propagandísticos para ejercer un acoso y derribo a un gobierno que ya se basta él solo para meterse en problemas.

La falta de escrúpulos es tal que los periódicos se mencionan a si mismos como fuentes de informaciones para sustentar sus propias noticias en un alarde de falta de ética y egocentrismo a partes iguales.

Los periodicos se han convertido, en sus ediciónes digitales en una caricatura de la edición impresa. Con la información de las visitas en tiempo real los periódicos se esfuerzan en dirigir a los lectores a base de titulares con gancho, vigilando las noticias más leídas y convirtiendo el periodismo en un proceso de laboratorio, buscando optimizar sus números y rentabilizar los anuncios de sus clientes.

Pero la falta de escrúpulos no es exclusiva del papel impreso (con sus respectivas ediciones digitales), ese tótem del progresismo que es La Sexta no ha dudado en usar sus informativos de juguete para apuntalar la candidatura de Florentino sin ningún tipo de complejos proclamándolo ya salvador del maltrecho Club sin haber sentado el culo en el despacho del Bernabeu, quedando su labor periodística enterrada o bien bajo una pátina de forofismo y mamporreria pocas veces vista o bien bajo los intereses empresariales de una cadena con grandes intereses en el fútbol.

Por último los lectores/televidentes también tenemos mucha culpa en esta pérdida gradual de profesionalidad. Nuestra exigencia con los informadores es nula, la gente se atrinchera tras el periodico que defiende sus ideas casi de forma fanática. La noticia más leida de El Pais en su edición digital en estos momentos  es el segundo puesto de Susan Boyle en el concurso Britain’s Got Talent y la de El Mundo habla sobre un Lama Agnóstico (supongo que no habia otra noticia sobre religión más importante).