Nadal: entre manías y hacer historia en Roland Garros

Las supersticiones siempre han estado presentes en muchos de los quehaceres del ser humano. La superstición, según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, es una creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón. En su segunda acepción, superstición significa tener una fe desmedida o valoración excesiva respecto de algo. Unas explicaciones que, de forma más coloquial, indican que hacer una cosa de una determinada medida asegura regatear el mal fario. Pero esto no es nada científico. Todo es creencia. Pero sí da buena suerte... mejor seguir repitiendo ese gesto sin descanso. Como le sucede a Rafa Nadal, quien esta semana comienza su defensa del título en Roland Garros. O mejor dicho, afronta el desafío de hacer historia con mayúsculas. Lograr lo que ningún otro tenista ha conseguido: conquistar cinco veces consecutivas el torneo más prestigioso sobre tierra batida. Y todo con la Torre Eiffel como perfecta anfitriona.

Pero, aparte de analizar sus rivales, donde únicamente se encontraría a Murray como adversario de entidad hasta la gran final, el manacorense es un tenista que destaca por ser un ejemplo de lo que significa ser supersticioso en el deporte, donde estas creencias están bastantes extendidas, independientemente de la disciplina deportiva. Porque todos los deportistas tienen sus manías y sus rituales supersticiosos. Pero Nadal supera a todos ellos son bastante diferencia. Más o menos absurdos. Lo que está claro es que son un complemento perfecto a sus innumerables horas de entrenamiento, esfuerzo y sacrificio.

Los tics más llamativos son ajustarse el calzoncillo entre punto y punto, colocarse el pelo detrás de las orejas con la colaboración de una cinta, darse unos golpes con la raqueta en las zapatillas o limpiar las líneas si juega sobre tierra batida. Pero hay otras muchas más. Por ejemplo, Nadal elude pisar todas las líneas del campo de juego entre punto y punto. Da igual la superficie. Él nunca las pisa. Y cuando llega a la silla de descanso se abre otra serie de ritos: coloca una toalla, la raqueta encima de la toalla, bebe un trago de una de sus botellas y la deja exactamente en la misma posición, con las letras perfectamente orientadas. Y repite la misma operación con la otra botella. Y así siempre que descansa cada dos juegos (ver video). ¿Explicación? Normalmente, Nadal y cualquier otro deportista repiten sus rituales supersticiosos buscando la suerte, porque un día lo hicieron así y les fue bien. Simples manías. La primera ocasión para comprobar todos estos rituales será este lunes ante el brasileño Marcos Daniel.

Este primer encuentro abrirá el camino de Nadal hacia la historia contemporánea del tenis. Porque el tenista español está a tres semanas de hacer algo histórico: situarse como el mejor tenista de Roland Garros. Para ello, sólo, y la empresa no es sencilla, debe alzar su quinta Copa de los Mosqueteros. Es decir, sumar otra edición sin conocer la derrota, como viene sucediendo desde su debut. De esta manera, superaría en torneos ganados de forma consecutiva a un histórico como el sueco Bjorn Borg, quien logró cuatro títulos seguidos 1978 y 1981. Previamente logró dos más, en 1974 y 1975, para sumar seis trofeos en la arcilla del Roland Garros en toda su trayectoria deportiva.

A sus 22 años, Nadal tiene la marca de 176-15 (victorias-derrotas) sobre arcilla, con 25 títulos y un récord de 25-2 en finales sobre esta superficie. Su único verdugo ha sido Federer, como sucedió recientemente en Madrid. Claro, las situaciones ambientales de París no serán las mismas que las vistas en Madrid. Por eso, ¿alguien duda del triunfo de Nadal?

Sí, Federer. El suizo se presenta en París con mayores dosis de moral que en anteriores citas. La razón se encuentra en su victoria en Madrid. El helvético, número 2 del ranking, busca, sin embargo, su primera conquista parisina, con la que eludir una maldición que ha atrapado a John Newcombe, Jimmy Connors, Boris Becker, Stefan Edberg, Arthur Ashe y Pete Sampras. Ninguno ganó el Abierto de Francia.

www.rafaelmerino.com