Panathinaikos derroca al CSKA en la final de la Euroleague

El equipo de Zeljko Obradovic consigue su quinta Euroleague al ganar por 73-71, en un partido en el que desplegaron un gran baloncesto durante los primeros 20 minutos, pero en el que sufrieron para contener la remontada del CSKA, que pudo ganar con un triple errado por Siskauskas sobre la bocina.

Sarunas Jasikevicius celebra su cuarto título continental

Cinco entorchados continentales adornan desde hoy las vitrinas del Panathinaikos de Atenas. El último, como resultado de una final impactante a la par que vibrante e imprevisible, la que se disputó en el O2 World de Berlín, y en la que se impuso el conjunto heleno por 73-71 al CSKA de Moscú.

El cuadro de Ettore Messina disputó un partido para todos los gustos; y es que si durante los primeros 20 minutos del choque presenció el contundente dominio griego (48-28 para los de Obradovic), en la segunda parte se dedicó a recortar paulatinamente una ventaja que llegó a ser hasta de 23 puntos (51-28), hasta casi alcanzar el milagro que hubiera supuesto la victoria de un CSKA que a pesar de sufrir tamaña desventaja, pudo incluso ganar de no haber errado Siskauskas un triple sobre la bocina; un triple forzado, pero que por un momento tuvo en vilo a toda la capital griega.

Panathinaikos impuso su ley durante los primeros dos cuartos: una defensa agresiva, pegajosa e incómoda que hizo inútil cualquier arma del CSKA, sin rumbo desde la pintura, y sin acierto exterior. Holden trató de poner algo de orden para los rusos iniciado el segundo periodo con 21-16 en el marcador, pero cuando se trata de faenar en río revuelto, a los griegos no les supera nadie. De esta forma, sacando provecho del desconcierto y las pérdidas de balón del rival, y gracias al excelente acierto desde el triple, los de Obradovic se fueron al vestuario con 20 puntos de diferencia a su favor (48-28), y con una mano acariciando el título continental.

Pero dar por muerto a un equipo dirigido por Ettore Messina es propio de ignorantes no sólo de este deporte, sino del palmarés y el hambre de victoria de este italiano que para muchos está más cerca de la NBA que de Europa. Así, la mano experta del entrenador del CSKA hizo del partido otra historia, y consiguió "relajar" el choque mientras su equipo recortaba poco a poco distancias en el marcador. Controló el ansia anotador griego y apretó en defensa hasta lograr un parcial de 0-15 (del 56-35 al 56-50), merced a dos triples en momentos clave de Trajan Langdon, y al atasco de los de Obradovic, que estuvieron durante 8 minutos sin anotar.

La final de la Euroleague estaba donde deben estar las finales, y los aficionados al baloncesto no podían pedir más. Igualdad y emoción a partes iguales, el dramatismo estaba servido para un frenético último periodo en el que CSKA seguía remontando, y Panathinaikos resistiendo. El desenlace, no apto para cardiacos, tuvo como protagonistas (al igual que durante toda la segunda parte) a los rusos, que sin descanso cargaban contra el "ejército" griego. El marcador reflejaba un igualadísimo 70-69, con tan sólo 26 segundos por jugarse. Tras el desenfreno desde la línea de tiros libres, todo estaba preparado. 73-71 y balón para Ramunas Siskauskas, verdugo del Regal F.C. Barcelona en la semifinal, que se jugó el último (y forzado) lanzamiento triple que bien pudo haber cambiado la historia del partido, y que decidía la suerte de la temporada.

Siskauskas fue valiente. No se escondió, después de anotar y anotar siendo protagonista durante toda la Final Four, y decidió tirar un triple que de haber entrado, hubiera puesto punto y final a una gesta casi sin precedentes. Pero su lanzamiento no entró, esos tres mágicos puntos no subieron al marcador del CSKA, y Panathinaikos recuperó su corona continental. Al final, 73-71 para los griegos, que consiguen así su quinto título de la Euroleague, el séptimo para un Zeljko Obradovic que se convierte en la "bestia negra" de Ettore Messina, ya que con este triunfo del Panathinaikos sobre el CSKA de Moscú, el serbio ha derrotado por tercera vez en otras tantas finales al entrenador italiano.

Además del técnico serbio, otro protagonista de esta Final Four acrecenta su leyenda, al conseguir su cuarta Euroleague con tres equipos distintos. Sarunas Jasikevicius estrenó su vitrina continental con el F.C. Barcelona en 2003, consiguiendo idéntico resultado las siguientes dos temporadas, en aquella ocasión al frente de las operaciones del Maccabi de Tel Aviv. Dos temporadas frustradas en la NBA valieron para hacerle volver a Europa, donde tan solo ha tardado una temporada en recuperar su corona, esta vez con el Panathinaikos.

A su vez, Vassilis Spanoulis ha sido nombrado MVP de la Final Four de esta Euroleague al guiar a su equipo, de la mano de Jasikevicius y Fotsis entre otros, al título. El escolta griego anotó 18 puntos en la semifinal contra Olympiakos, y 13 ante CSKA, para lograr su primera Euroleague con un Panathinaikos, cuyo equlibrado y ordenado juego de equipo no ha hecho fácil la elección del MVP.

En el partido por el tercer y cuarto puesto, el Regal F.C. Barcelona se ha impuesto al Olympiakos por un contundente 78-95, despidiéndose así de Berlín con la cabeza bien alta, aun con el amargo sabor que siempre otorga un tercer puesto; un tercer puesto, que hasta ahora no había obtenido el conjunto catalán en ninguna de sus anteriores citas con la paradójicamente denominada "final de consolación".