Paulina Rubio y los Manolos Blahnik

Un vestido de Versace, Roberto Cavali, Armani o un elegante, como valenciano, diseño de Carlos Haro, son auténticas obras de arte confeccionadas para ser la envidia de la chica del probador de al lado e incluso de la tienda de la calle paralela. Pero hasta la más obstentosa de la prendas puede ser degradada por unos complementos poco agraciados, como también puede ser engrandecida por las joyas más exquisitas. Es más, incluso estas últimas pueden quitarle el absoluto protagonismo a cualquier vestido. ¿O que nos diría Carry Bradshaw, la protagonista de la serie ‘Sexo en Nueva York’, al respecto de sus Manolos Blahnik? Unos zapatos que bien pueden rondar los 3.000 y 4.000 euros el par. ” Porque son mucho más que calzado, son arte”, afirmaba Sarah Jessica Parker en la ficción televisiva.

La chica dorada tan radiante como siempre.

Quizás el mundo de la música no se aleja demasiado al de la moda, porque algo así es lo que le ocurre a ‘Causa y efecto’, el último tema de la mexicana Paulina Rubio que será el primer single de su nuevo disco: ‘Gran Citry Pop’. La canción sigue en la línea de de otros hits de la azteca como: ‘Te Quise Tanto’ o ‘Ni una Sola Palabra’, canciones que navegan entre la nostalgia y las relaciones acabadas, siendo el desamor la fuente de inspiración de los compositores de la artista. Pero si la fórmula funciona por qué cambiarla.

A su vez, ‘Causa y Efecto’ mantiene la base mística que siempre acompaña a Pau, porque nada de lo que ocurre en la vida, en las personas, en las cosas, ocurre espontáneamente. Todo tiene una causa, no hay causa sin efecto, ni efecto que no tenga una causa, en lo físico y en lo espiritual y, esto es lo que quiere explicar la canción. Por otra parte, si hablamos de la melodía que comienza con un elocuente, como inesperado, sólo de piano, todo redondo. Pero lo que no acaba de convencer es la voz de Paulina que no acompaña a la música como debería, al resultar lineal y cadente de matices.

De hecho, si en algún momento de la canción su interprete intenta cambiar la altura de una sílaba musical mientras es cantada, el resultado es forzado y casi angustioso. La Chica Dorada no da el do de pecho en su mediocre interpretación. Así pues, ¿es Paulina Rubia una vulgar vocalista que luce radiante con sus Manolos Blahnik? O visto de otra manera, ¿tiene la Chica Dorada talento o es un simple producto prefabricado por sus productores? Sea como sea, sin duda, la canción apunta maneras para ser todo un hit.

Escucha la canción pinchando aquí.