La crisis pasa de largo por Milán

I Saloni de Milán es desde hace una década el mayor acontecimiento mundial del mundo del diseño en productos para el hábitat. Durante una semana, las calles de la capital lombarda se inundan de todo tipo de acontecimientos en torno a la feria. El nuevo recinto, lejos del casco urbano, es un inabarcable escaparate de la mejor producción mundial. Todos los grandes están aquí.

Taburete de Patricia Urquiola para Kartell

Si existía algún temor de que la crisis provocara una caída de visitantes, francamente, nadie parece darse por aludido. La feria estaba invadida, los pasillos intransitables y los stands de las firmas más célebres abarrotados. Que exista tal cantidad de visitantes no significa que haya más negocio, pero desde luego Milán mantiene intocable su atractivo.

Los más transgresores ocupan la zona en Zona Tortona, que este año ha hecho una extensión hacia Porta Romana. Los más jóvenes se agrupan en Bovisa y el viejo claustro de la escuela de arquitectura en San Babila también acoge exposiciones. Bueno, toda la ciudad acoge showrooms, exposiciones, muestras … Es un auténtico delirio y completamente imposible recorrerlo todo.

Este año los grandes iconos del diseño han pasado más desapercibidos. Por supuesto que hay piezas de Starck, Arad, Konstantin Grcic y otros intocables. Pero este año se ven en los stands más concurridos obras de españoles. Patricia Urquiola; Liévore, Altherr y Molina; Lagranja o Vicente García Jiménez presentan diseños en las más acreditadas firmas italianas: Kartell, Moroso, Foscarini o Arper.

Vicente García además de protagonizar el stand de Foscarini en la feria, ha sido el encargado de crear el espacio de la firma italiana de iluminación en Superstudio Più. Un espacio difícil de olvidar por la belleza y la placidez que transmite al espectador. Probablemente el espacio de Tortona donde los visitantes más tiempo permanecían, dejándose envolver por la luz, el color y el sonido serenos que el valenciano afincado en Udine ha logrado concebir.

Sin embargo, en la zona reservada a los jóvenes talentos del diseño, el Salon Satellite, brillan por su ausencia los españoles. Muchos diseñadores orientales y nórdicos y, por supuesto, italianos.

Este año, además, no ha existido ninguna actividad institucional de apoyo al diseño español, como hubiera el año pasado bajo la cobertura del ICEX. El gobierno de Madrid y la Cámara de Comercio si repitieron presencia en Superstudio Più con una exposición más cuidada, aunque floja de producto. También a última hora se organizó algo en el Instituto Cervantes, pero mal comunicado, por lo que su relevancia ha sido mínima.

En la feria, los grandes compiten con el stand más grande o más espectacular. Flos debía tener más de mil metros limitados por paredes construidas con palets y cajas de embalar. Una solución barata y eficaz. Los palets conferían permeabilidad al inmenso espacio de exposición.

Edra repetía modelos de los hermanos Campana, con mínimas variaciones en cuanto a materiales y colores. Muy poquitas cosas más. Mientras, en Vitra, el protagonismo cae en manos de los también hermanos Bourellec, porque el resto de la producción es conocida desde hace décadas.

Entre las empresas españolas, dentro de la feria, se echa en falta a Viccarbe, quien sin embargo ha equipado la sala lounge de Veuve Clicquot en Tortona, un lugar repleto de gente a todas horas.

Milán, una ciudad poco agraciada, reina indiscutiblemente en el mundo del diseño para el hogar y el contract. Es innegable el atractivo que despierta la feria y todos los acontecimientos que tienen lugar en torno a la convocatoria comercial.