El Festival de Cine de Málaga, más importante que los niños esclavos

16 de abril, se conmemora en toda España el asesinato de Iqbal Masih, niño paquistaní abanderado de la lucha contra la esclavitud infantil, y se convocan actos de recuerdo y denuncia contra esta canallada. La Policía, a pesar de que todos los permisos estaban concedidos, acosa a los convocantes y entorpece el normal desarrollo del acto. Concretamente en Málaga, quedó claro que la puesta de largo de la ciudad para el Festival de Cine es más importante que poner en la calle la Voz de los Sin Voz.

Málaga, 17.00 horas del 16 de abril, se convoca un acto, como todos los años, para denunciar la canallada de que existan en el mundo más de 400 millones de niños esclavos al servicio de las multinacionales y de los productos que después consumimos en nuestros comercios.

Durante la mañana no había habido ningún problema y todo se desarrolló con normalidad. Seguramente la densa y extensa red de cámaras de videovigilancia que ha instalado el consistorio malagueño por el centro peatonal de la ciudad llamó la atención de algún funcionario policial y empezó a hacer llamadas. No se podía consentir un acto para despertar conciencia, que trató de ser voz de los que no tienen voz, y un acto totalmente solidario y sin ánimo de lucro.

Como si se trataran de delincuentes, los convocantes empezaron a ser acosados, impidiéndoles la puesta en marcha de un equipo de megafonía, para amenizar el acto y poder denunciar con más medios; así como obligando a retirar una serie de carteles que ambientaron el momento y con continuas peticiones absurdas que entorpecían el desarrollo de la convocatoria.

Está claro que la libertad de reunión y de expresión tiene los cortapisas que interese a la autoridad en un momento determinado.

Cinco personas que estaban denunciando la salvajada consentida de la esclavitud infantil, con todos los permisos concedidos, eran el centro de atención de más de cuatro patrullas de Policía Local de Málaga. Y mientras, la delincuencia subiendo como la espuma en la localidad.

Uno de los motivos para coartar el acto era una supuesta Ley del Ruido, que en el municipio todavía no había sido puesta en marcha; pues bien, más de tres horas se llevaron varias elevadoras causando un ruido infernal para colocar carteles del Festival de Cine en los balcones de Calle Larios. Eso, en ningún momento, fue motivo de denuncia por parte de los policías. Y es que está claro que tiene más peso en nuestra ciudad la estética de cara a la galería para un festival vacío de contenido y que se dirige desde Madrid, antes de que niños como nuestros hijos sean asesinados o esclavizados.

Málaga, como otras ciudades de España, no permite la Solidaridad en sus calles, no permite la libertad de expresión.