El hombre que pudo renovar el PRI espera justicia 15 años después

Era miércoles y el sol no daba tregua. El candidato a la presidencia caminaba entre la multitud y saludaba a los presentes después de hablar sobre las necesidades de México en el populoso barrio de Lomas Taurinas de Tijuana. De un momento a otro, se escucho un disparo y la multitud no daba crédito: habían presenciado la muerte del candidato a la Presidencia.

Fotografía de Luis Donaldo Colosio en el lugar de su asesinato

Hace 15 años moría Luis Donaldo Colosio candidato a la presidencia mexicana por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), un magnicidio que aún genera controversia dentro de la sociedad mexicana, no solo por las oscuras circunstancias en las que se produjo su asesinato, sino también por las esperanzas que se truncaron con su muerte en esas elecciones y que, sin resolverse, continúan presentes en el México actual.

Después de varios años de investigación, la familia de Colosio pide que se reabra el caso, pues existen indicios que implican a altos cargos del gobierno y a miembros de su seguridad, como el general Domiro García Reyes -quien ocupaba un cargo en el estado mayor presidencial en el momento del asesinato-, al hermano del presidente, Raúl Salinas de Gortari, y a algunos organismos policiales relacionados directamente con bandas del narcotráfico.

Será un año para no olvidar en la historia de México. El 1 de enero de 1994  entraba en vigencia el tratado de libre comercio con EEUU y, simultáneamente, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional entraba en escena pública para recordar la pobreza de los indígenas mexicanos. En agosto de ese mismo año se iban a celebrar las elecciones a la presidencia de la república y todas las encuestas mostraban como seguro ganador a Donaldo Colosio.

Después de su elección como candidato a la presidencia por el PRI,  Colosio se desmarca del discurso oficial del partido durante un mitin celebrado el 6 de marzo de ese año. “Me he encontrado con el México de los justos reclamos, de los antiguos agravios y de las nuevas demandas; el México de las esperanzas, el que exige respuestas, el que ya no puede esperar”, aseguraba ante los presentes. Y ponía así sobre la mesa la necesidad, no solo de crear un crecimiento económico basado en el libre comercio, sino de crear un México incluyente, más democrático.  Al mismo tiempo, criticaba fuertemente las políticas neoliberales de los últimos años.

Aunque muchos en su país consideran que Colosio no era más que otro político del sistema -no en balde fue nombrado dentro del partido que llevaba 70 años en el poder-, uno de los retos que se proponía era abrir democráticamente el país no solo a los partidos de oposición, sino a las comunidades indígenas y sectores sociales nunca antes escuchados en México. Pues al parecer su puesto como Secretario de desarrollo social le había acercado mucho más a la realidad de la sociedad y sus necesidades.

Su postura más social suscitó fuertes críticas dentro y fuera del partido por los sectores menos reformistas y, aunque hubiera sido elegido dentro del PRI, las necesidades de las mayorías hacían posible que Colosio fuera la carta para hacer las reformas necesarias en el México Priista.

Una investigación irregular

El 23 de marzo, Colosio ofrece un mitin en la ciudad de Tijuana. A eso de las cinco de la tarde, mientras caminaba en medio de la multitud, Mario Aburto Martínez, de 23 años, disparó a la cabeza del candidato. Varios medios registraron el hecho y la sociedad mexicana clamó por el esclarecimiento de los hechos.

Carlos Salinas de Gortari, presidente en ese momento, inició inmediatamente la investigación sobre el crimen. Sin embargo, la versión oficial dejaba muchas dudas sin resolver, como por ejemplo que Colosio había muerto a causa de dos disparos, cuando en diferentes vídeos solo se observa uno. Además, por si esto fuera poco, se dijo que el  presunto homicida había actuado solo y cuando fue presentado a los medios aparecía con los rasgos notablemente cambiados. Muchos señalaron si en realidad era el mismo hombre que había sido capturado y linchado por los seguidores del candidato o era una trama para ocultar a los verdaderos responsables.

Luis Colosio Fernandez, el padre del candidato asesinado, se pronunció hace pocos días sobre las investigaciones calificándolas de “ritual fraudulento” por la cantidad de errores cometidos durante el proceso. Y agregó que intentará acercarse al presidente Calderón para que se reactive la investigación.

Hoy en  la ciudad natal de Luis Donaldo Colosio, Magdalena de Kino en el estado de Sonora, norte de México, se llevará a cabo una ceremonia para recordar a quien también fuera dirigente nacional del PRI y una de las pocas oportunidades que tuvo el México contemporáneo de hacer una transición real a la democracia y la igualdad.