Dejad a los cerdos buscar trufas

Qué más da que la corrupción destapada por el Garzón sea flagrante, qué más da que Madrid y Valencia sean un chiringuito, qué más da si el acusador no está limpio. Mientras Aguirre pasa el rodillo Camps recita "my taylor is rich", PedroJ lo bendice y nada es verdad todo es mentira, sólo depende de quién lo publica.

Es demasiado triste como para no decir nada ver como el cainismo limpia una vez más con faltas ajenas las propias. No importan nuestros defectos si el otro también los padece: menos por menos es más. Y además si se apura, da lo mismo una que mil, es la primera la que roba el virgo, y una vez desvirgados, todos iguales: si tú hiciste mal y yo también o incluso aún más, es igual, del Lute a Madoff todos malos, y todos los malos son iguales. Da lo mismo que se adjudique a dedo, dan lo mismo las prebendas, dádivas, amiguismos, dan lo mismo espías y malversaciones, da lo mismo: si Garzón no está limpio todo lo anterior no es relevante, aunque sea cierto.

Ese relativismo inducido crea idólatras de la equidistancia, vaca sagrada que todo lo perdona en esta democracia nuestra. Ese relativismo inducido, esa equidistancia interesada es la que permite que se perpetúe el canallismo político patrio que además de desprecio, debiera merecer castigo. Ese relativismo que toleramos los votantes aceptando y olvidando, lo tolera ahora Rajoy aceptando el cierre de la investigación.

Pero no nos llevemos las manos a la cabeza, ésto no debería ser una sorpresa en este país donde la paz se basa en el olvido consciente de la injusticia, en amañar la memoria, en santificar las mentiras. Con mentiras tan impunes e inviolables como la de la memoria de la guerra y el franquismo, del 23F, con la conspiranoya del 11M que aún defienden quienes representan a media España, ¿En qué se queda un mero relativismo, una falta de decencia y de ética relativizable? ¿En qué se queda? Pues se queda ni más ni menos en ser origen, raíz y esencia de los anteriores problemas. Se queda en que si el PP ganase las próximas elecciones la democracia estaría un poco más podrida, la verdad sería un poco menos cierta, y la vergüenza... bueno, esa ya la podríamos dar por perdida.