Pues sí, "chorreo en Anfield"

Si fuéramos supersticiosos, echaríamos la culpa al presidente Boluda: por hablar más de la cuenta, por gafe. Si fuéramos malos perdedores, echaríamos la culpa al árbitro: el penalti del 2-0 dio alas al Liverpool. Si fuéramos oportunistas, echaríamos toda la culpa al juego del Madrid: sin una estructura definida. Pero seamos realistas, y veamos todas las claves de esta ignominiosa derrota.

Lass, uno de los mejores del Madrid.

• Mentalidad: Este es el aspecto más empatado. El Madrid no es que haya salido "a por todas", como se suele decir. Y el Liverpool tampoco ha comenzado intentando sentenciar el partido, pero sí muy serio atrás y esperando su oportunidad. Si a los 'reds' les dejas hacer, te la hacen, y hasta cuatro veces.
• "Buenas, ¿está Robben?": Parece ser que no. Hoy no le tocaba. Arjen Robben ha trabajado al 100% durante prácticamente toda la temporada, ha salvado partidos pésimos de sus compañeros en más de una ocasión, ha conseguido que se hable de 'robben-dependencia' (aunque con el nivel literario de nuestra prensa deportiva no es difícil), pero algún día tenía que salirle la cosa mal. Desgraciadamente para el madridismo, ha sido hoy. Una pena. Eso sí, también ha influido la gran labor táctica y de presión de la defensa del Liverpool, hoy, la mejor defensa de Europa.
• Casillas es 'san', no Dios: que si no... ¡la que habría caído! Iker ha salvado bastante más goles que en muchos otros partidos en los que se le canoniza inmediatamente. Y aun así ha encajado cuatro. En ninguna de las jugadas de gol podría haber hecho más.
• Eso blanco son las bandas: El Real Madrid ha tomado prestado durante 70 minutos el síndrome del PP en período de preelectoral: no paraba de buscar el centro. Vale que tiene a Sneijder y su cañón articulado, vale que Higuaín se revuelve muy bien -por cierto, se va de la Champions sin marcar un solo gol-, vale que Raúl tiene siempre listo su taconcito para despistar al más 'pintao', y vale que Robben -repetimos- no ha tenido su día, pero las bandas están para que jugadores como Ramos y Marcelo centren y cualquiera remate, como ha ocurrido en la segunda mitad. ¿Por qué tampoco han marcado entonces? La respuesta en el siguiente punto.
• Reina, soberano: Pepe Reina es un tío que, aparte de ser un cachondo que hace el paripé tras ganar la Eurocopa, es un buen portero y hacen falta muchos y talentosos disparos para meterle un gol. ¿Cuántos tiros del Madrid han ido con peligro entre los tres palos? Recuerdo un lanzamiento de falta de Sneijder y... ¡vaya, debe ser que me falla la memoria!
• Juande y los cambios: Valiente decisión la de sacar a Robben y cambiarlo por Marcelo. Y muy acertada. La progresión del brasileño es asombrosa. La entrada de Van der Vaart también ha dado algo de frescura y algún trallazo podía haber salido de sus botas. Y lo de Guti ha sido la búsqueda del milagro. ¿Un poco tarde? Demasiada valentía habría sido tras el partido del rubio ante el Atleti...
• ¿El Madrid ha jugado mal?: Pues no, la verdad. Sergio Ramos se ha vaciado, Lass es uno de los mejores fichajes del Madrid en lustros y Pepe sigue llevando el estandarte defensivo de los blancos. Les ha faltado organización, sí, y también algo de puntería, suerte, inspiración... llámalo "x". Pero a otro equipo inferior al Liverpool le habrían caído un par de golitos. Lástima que los ingleses no sean el Osasuna ni el Sporting de la primera vuelta.
• ¿Y el Liverpool?: No es que haya desplegado un fútbol brillante ni efectista, pero ha conjugado a la perfección la ecuación "defensa+contraataque". Con un Mascherano inmenso y una defensa primorosa, ellos sí que se han acordado de abrir a las bandas -Babel y Kuyt-, sabiendo que si no llegaba a rematar Torres, siempre podían aparecer por detrás unos tales Alonso y Gerrard. Casi nada.

Que si queremos, podemos echarle la culpa a Boluda, al árbitro, a que Raúl está viejo, a Juande, a los fichajes de Mijatovic, a Calderón -total, como ya no está-,... Pero el Liverpool ha sido superior y el Madrid marca la casilla número cinco de los años que cae en octavos de Champions.

Para los supersticiosos: El Barça estuvo cinco años sin ganar nada antes de renacer con Rijkaard.