Muchos son los equipos de fútbol que han acarreado problemas económicos en los últimos años. La crisis actual no ha hecho más que empeorar la situación, y ya ni siquiera se escapan los grandes de la Liga -véase el Valencia-. En Segunda División, el fenómeno de moda para paliar la crisis es el proceso concursal, que parece que funciona.
Equipos como el Compostela, el Extremadura o el Real Oviedo aún merodean, resistiéndose al fatal desenlace, por categorías regionales o Tercera. Pero el Logroñés no ha corrido la misma suerte que sus compañeros de crisis de los 90. El pasado 26 de enero, el titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Logroño colocaba al CD Logroñés en estado de liquidación, lo que conducirá al club a su desaparición. Salvo que logre 12 millones de euros, circunstancia que sería, cuanto menos, milagrosa.
Es el fin de una tragedia que estaba escrita desde que en el verano del 2000 el conjunto riojano vivió su primer descenso por impago a Tercera División. Nueve años ha resistido, orgulloso, esperando una solución. Pero nadie acudió en su ayuda. Atrás quedaron las nueve temporadas completadas en Primera entre los años 1987 y 1997. Fueron las únicas que saboreó el equipo de Las Gaunas en la máxima categoría pues, desde su nacimiento en 1940, había vivido entre Tercera y Segunda, llegando a ser incluso filial del Real Valladolid.
Esas nueve campañas fueron sus años de gloria. Jugadores de la talla de Julen Lopetegui (el único internacional mientras vestía la camiseta rojiblanca), Óscar Ruggeri, 'Tato' Abadía, Oleg Salenko (anotó sus cinco goles en el Mundial de 1994 mientras pertenecía al Logroñés), Rubén Sosa, Manel, Anton Polster, Javi Navarro, Quique Setién, Nayim, Ochotorena, Andoni Cedrún, Santi Aragón, Luis Islas, Fernando Marín o Manu Sarabia vistieron la elástica rojiblanca en esta época dorada.
La mejor campaña de la historia del Logroñés fue la 89/90, en la que estuvo a dos puntos de clasificarse para la UEFA. El equipo se mantuvo en Primera hasta la nefasta temporada 94/95, en la que el equipo sumó 13 puntos. Por suerte, un novato Juande Ramos convirtió ese paso por la Segunda División en efímero y se volvió en un sólo año a Primera.
Por entonces el presidente era Marcos Eguizábal, dueño de Bodegas Paternina, que había prometido dejar al club en Primera antes de irse. Durante la 95/96, cuando el club tocaba con la punta de los dedos el regreso a la máxima categoría, vendió al club a 40 empresarios riojanos con Jesús Vicario, Emilio Ganuza y Carlos Cutillas a la cabeza. Lo que no sabía Eguizábal era que su venta iba a significar el inicio del declive. Desde ahí, el Logroñés cayó en picado.
Con ese traspaso de poderes comenzaron todos los problemas del club. Eguizábal había dejado una deuda de unos 200 millones de las antiguas pesetas, deuda asumible para un club de Primera. Pero la gestión fue nefasta. Algunos de esos empresarios abandonaron el barco a mitad de camino debido a "lo que estaban viendo", aunque sin pedir responsabilidades.
Con la nueva directiva el equipo se instaló, en tan sólo cuatro temporadas, en Tercera División tras un doble descenso (deportivo a Segunda B y económico a Tercera) que parecía sentenciar al club en el año 2000. El equipo acumulaba ya 12 millones de euros de deuda. Parecía que la desaparición era inevitable. Pero el club dio coletazos durante nueve años en los que hubo tiempo para que los aficionadas se ilusionaron con un posible retorno a la élite. Pero esa esperanza se desvaneció una y otra vez.
La ocasión que más cerca estuvo el CD Logroñés de retornar a Segunda fue en la 02/03, fecha en la que se clasificó para la fase de ascenso a Segunda A de la mano de Juan Carlos Mandiá. El Cádiz le arrebató el sueño. La temporada siguiente las deudas devolvieron al club a Tercera, donde estuvo dos años hasta que en 2006 regresó a Segunda B.Entre medias, aprovechando la coyuntura, había surgido el Club Deportivo Recreación (denominado posteriormente Logroñés Club de Fútbol) que tenía la intención de sustituir al histórico. Pero jamás llegó a ganarse el favor de una afición que le señaló como el peor enemigo. La Comunidad de La Rioja fue la que promovió su creación, que no fue secundada por los riojanos a pesar de que el club merodeó la Segunda División. Acabaría desapareciendo el verano pasado tras un desscenso por causas deportivas a Tercera. Fue el mismo verano en el que el Logroñés vivió su tercer y ya último descenso a Tercera por impago, otra vez en año olímpico (2000, 2004 y 2008).
Ya en el transcurso de esta campaña, los jugadores se hartaron de las mentiras de una directiva encabezada por Javier Sánchez -ofreció cobrar con pagarés y cheques sin fondos o mediante dos coches de lujo- y se han negado a presentarse en dos encuentros, por lo que el equipo ha sido descendido automáticamente a Regional Preferente, con lo que toca fondo.
Ahora, con el club inmerso en un proceso de liquidación, hay abierta una investigación judicial para descubrir si se cometieron delitos en la gestión del club. El fiscal centra su mirada en el grupo de empresarios que se hizo cargo en 1996.
Mientras se buscan culpables, la ciudad de Logroño y la comunidad de La Rioja esperan el nacimiento de un nuevo club que les represente y que llene una parte del vacío que dejó en sus corazones el CD Logroñés. Hay varios proyectos esperando pero, de momento, tendrán que dejar pasar unos meses para dejar morir tranquilo al actual. Se lo merece después de tanta agitación. Que descanse en paz.
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