Comienza la campaña electoral en Galicia

Los tres principales candidatos a la Xunta se dieron cita en Santiago en la primera noche de campaña electoral. No faltó la tradicional pegada de carteles y el encuentro con militantes en actos multitudinarios en una cita que, más que electoral, parece a ciegas por la incertidumbre que se cierne sobre los resultados.

Paradójicamente las campañas electorales arrancan con los candidatos pegando carteles, pero no suelen acabar con estos arrancándolos, una pena. Galicia, que vive sus primeras horas muertas de campaña oficial, no iba a ser una excepción a la regla de cada periodo votacional, si bien la sensación que se respira en la calle sobre los resultados finales es de notoria incertidumbre. Y es que las encuestas oficiales colocan a los tres principales aspirantes al trono a tiro de papeleta de alcanzar sus objetivos aunque, eso sí, cada cual con sus propias expectativas.
En efecto, el Partido Popular de Núñez Feijoo aspira y suspira por una mayoría absoluta en la que pocos creen, pues aunque la vislumbran en lontananza la sienten como a una zanahoria a la que, por más que corren, no logran darle alcance. Nadie duda de su victoria y la minoría absoluta que lograrán, pero cuatro años más dedicados a tareas de comisión liquidadora del fraguismo que a preparar sus oposiciones le han dejado poco tiempo a los populares para preparar el asalto al fortín presidencial.
Los socialistas, por su parte, sabedores de que el único mando que importa es el mando a distancia de la tele, esperan hurtar a sus oponentes algún que otro escaño móvil que refuerce su posición cara a posibles pactos entre caballeros andantes en busca de princesa casadera. Touriño parece conformarse con ir llenando poco a poco su jergón de votos perdidos en la niebla, confiando en alcanzar la poltrona no tanto por su tirón carismático como por el muscular de los otros dos, y siempre bajo el lema de que no siempre gana el que vence. Lo suyo es la constancia y cuando lo que importa es aportar buena presencia, ha sabido convertir la carrera electoral en una carrera de fondo, pero de armario.
El BNG de Anxo Quintana, finalmente, está protagonizando años de extraña transformación que inevitablemente afectarán a futuras expectativas. Tras haber pisado moqueta con zapatos de suela de velcro, este partido ha vivido en esta legislatura etapas internas de disensiones y posturas perdidas y encontradas en el templo de un líder que, en contra del parecer de muchos de sus miembros, ha fagotizado el partido identificándolo hasta la obsesión con la omnipresente figura de Quintana, algo demasiado peligroso para parte de su electorado que ven cómo su formación tan enxebre, castiza, asiste a un útil pero traicionero aburguesamiento.
Así las cosas, el panorama se presenta hosco y el electorado distante. La recesión económica ya se encuentra en los puestos de peaje lista para participar en la campaña, mientras que los emigrantes gallegos en la diáspora de la emigración se acuestan arrullados con cantos de sirenas de unos y otros el año en que, por vez primera, deberán acreditar documentalmente no solo su condición de emigrante sino que además respiran, una circunstancia que puede modificar notablemente los resultados finales en urna si, como se espera, la ausencia de votos de tanto sufragista fallecido dará un susto de muerte a alguno.
La suerte, y la cola de pegar carteles, ya está echada y las cartas puestas sobre las mesas electorales. Y a pesar de eso aún no se sabe si habrá debate electoral a dos, a tres o a tiros, pues mientras los populares condicionan su presencia televisiva a un tercer debate añadido cara a cara con cada uno de sus contrarios, estos no quieren dúos sino solo tríos. No es extraño que desde el PP se piense que un cara a cara entre los socios del actual bipartito pondría de manifiesto que sus programas, teóricamente contrarios y opuestos, en realidad están en venta con el precio único de evitar que gobiernen los de Feijoo.
Este es el panorama, y durante los próximos días se irán desgranando con detalle los entresijos de esta campaña.

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