U2 vs. Fangoria: almas gemelas

U2 presenta Get on yout boots y Fangoria Más es Más. Pudiera parecer que no tienen nada que ver pero si se piensa con calma, ambos grupos tienen puntos en común.

U2 y Fangoria: otro punto en común

Esta semana dos grupos muy distintos entre sí, uno nacional y el otro internacional, han presentado sus nuevos trabajos con dos singles que han despertado de todo menos simpatía. U2 y Fangoria, que en un principio no podrían ser más diferentes, se caracterizan por la irracionalidad de sus fans y por la falta de calidad de sus últimos trabajos que sólo se comprenden como una excusa para salir de gira. Los irlandeses con unas producciones mastodónticas, cuyas entradas se venden -malvenden gracias al deficiente sistema de Tick Tack Ticket- a precio de oro y los españoles con unas giras caracterizadas por el mal sonido y los ridículos protagonizados por su cantante cuando se olvida de las letras. ¿Por qué el público sigue pasando por caja?

El caso de U2, que se podría extrapolar al de los Rolling Stones, se puede explicar por la inercia de sus fans actuales que, desde luego, no actúan igual que el público de los 90. Mientras los fieles que descubrieron al grupo con sus primeros trabajos -pelín sobravalorados para mi gusto- echó pestes de Zooropa, Achtung Baby y Pop, los que hoy en día siguen al grupo son capaces de tragarse hasta la más zafia de las canciones como si fuera caviar del bueno. En parte gracias al prestigio de la marca U2 que hace que un concierto suyo sea, no una oportunidad para escuchar en vivo sus nuevos trabajos, sino una excusa para tirarse un largo y presumir de haber asistido a un concierto de una banda mítica. Un gran éxito de marketing, desde luego, porque nada hay más lamentable que ver en vivo como una persona actúa de forma ridícula, lanzando mensajes mesianicos a favor del tercer mundo cuando te está cobrando la entrada a precio de oro, mientras de fondo suenan canciones aberrantes, facilonas y, por qué no decirlo, más malas que pegar a un padre.

Ahora, después de habernos vendido la supuesta vuelta a sus orígenes con How to dismantle an atomic bomb -no sé a qué orígenes se referirán porque Boy da cien patadas a ese disco- la banda de The Edge vuelve con algo que no se sostiene. ¿Lenny Kravitz imitando a Bono? ¿Y esa base de politono? ¿Y esa letra?

Una vez oído el single es imposible no creer el rumor que circuló hace un par de meses que afirmaba que la discográfica rechazó el disco porque no estaba acabado y le faltaban un par de temas de calidad. Claro que, bien pensado, si esto es lo que entiende Island por un disco acabado, no quiero ni pensar cómo sería la primera propuesta. 9 de cada 10 encuestados opinan que el disco no se va a vender y será un fracaso de crítica -aunque ¿quién coño se guía por los críticos de música?- pero eso no importa cuando el negocio de la venta de discos está muerto y lo único que importa son los 80 euros que costará la entrada más barata.

Mi pregunta es ¿por qué sacar nuevo material? Si lo que se pretende es vivir de las rentas, ¿no sería mejor una gira permanente? La gota que colma es que en las dos últimas giras del cuarteto irlandés cualquier atisbo de genialidad queda anulado por las ansias de protagonismo de su cantante. Lejos de autoparodiarse como hacían en ZooTv o PopMart aquí prima el carácter adoctrinador y buenrollista envuelto todo en una pantalla gigante que, la mayor parte del tiempo, podía estar apagada.

Fangoria, tras publicar El Extraño Viaje, malo hasta decir basta e indigno de una banda cuyos miembros llevan más de 20 años en el mundo de la música, se embarcó en una gira que les llevó por fiestas patronales, después de afirmar que no tocarían en pueblos, festivales y cualquier sitio donde les pagaran. El éxito fue tal que, según su cantante, el grupo nunca había conocido una gira tan larga y gracias a ello, ni corta ni perezosa, afirmó que ésta era su mejor etapa y que si no se venden discos no es su problema: “yo no soy fabricante de discos, así que el que lo sea, que busque soluciones”. “Más es Más”, que así se llama el nuevo engendro, vino precedido de una nota de prensa ridícula en la que la banda, el manager o la madre que parió a ambos repite lo de siempre: formamos un universo artificial, nadie nos comprende pero entre nosotros nos entendemos sin hablar, hemos trabajado con nuestros héroes, somos como la factory de Warhol...

Lo que no dice la nota es que la letra produce vergüenza ajena al oir a una persona de 50 tacos hablar de que más es más. Lo del éxito basado en cifras es inmoral, ya no se lleva, ahora es todo lo contrario. Los fans de estos dos tienen que tener agujetas mentales con tantas idas y venidas en los mantras del universo Fangoria. Es decir, si repites como un loro lo de “no mola cantar en inglés, eso es de idiotas” porque se lo has oído a tus ídolos y luego ves como estos se sacan de la manga un dueto con Dover en el idioma de Shakespeare se te tiene que quedar cara de vaca mirando al tren. Pero bueno, no importa porque Alaska es muy moderna, es un icono gay y habla muy bien. Que en pleno 2009 publiquen canciones con unas bases tan casposas como las de Fan Fatal, probablemente el peor y más sobrevalorado álbum de la historia, es lo de menos. Ahora tan sólo hay que esperar a la gira y a ver a qué “amigos” nos encasquetan aunque, sinceramente, dudo mucho que puedan superar el esperpento de las travestis y El Huracán Mexicano. El listón lo tienen realmente alto.

En definitiva el caso de estas dos bandas sirven para poner sobre la mesa la actitud de los fans y de ciertos grupos que como estos dos, se han pensado que están por encima del bien y del mal. Quizás va siendo hora de que un sonoro fracaso les haga replantearse su caradura. En vuestras manos está.