Allelujah, ¡Es la guerra!

Jeff Buckley y el tema Alleluyah vuelven a ser noticia por motivos un tanto rocambolescos. En estas semanas una concursante del Factor X inglés ha dado la campanada con una versión del conocido tema, la dirección del programa decidió utilizarlo como prueba final del concurso y el éxito ha sido tal que en un solo día vendió 105.000 copias rompiendo el récord de copias en un día y llegando a las 576.000 en la primera semana eclipsando en lo que a ventas se refiere a Buckley, Cohen y lo que se ponga por delante.

Jeff Buckley llegó, se sacó de la manga el disco Grace y se fue. La existencia efímera no es exclusiva suya, pero pocos artistas han sido capaces de versionar un tema de modo que el autor original se lo piense dos veces antes de volver a interpretarlo.

Alleluyah es un tema tan excepcional como tramposo, y sin duda uno de los más versionados de los últimos 20 años (se cuentan más de 170 versiones). No en vano es uno de  que más le costo a Cohen terminar, prolongándose su creación durante muchos meses. Pero lo que en boca de Buckley (versión que bebe de la de John Cale más que de la de Cohen) es un tema rotundo con una cadencia melancólica capaz de poner los pelos de punta, puede convertirse en una cursilada que igualmente nos pondrá los pondrá de punta pero por otros motivos.

La versión de la concursante en cuestión, Alexandra Burke, es probablemente un nuevo hito en el campo de la cursilada, lo que era sensibilidad se convierte en sensiblería y lo que era una versión vibrante y melancólica se convierte en un despropósito digno de un dúo de Kenny G con Michael Bolton en un mal día.

Ante semejante panorama la movilización no se ha hecho esperar, mediante Facebook se han agrupado los seguidores del artista californiano para protestar por lo que consideran una injusticia y que Alexandra Burke sea la nueva valedora del tema en detrimento de Jeff Buckley. La guerra ha empezado ¡combatamos la injusticia!

Pero...¿Es una injusticia? Ciertamente comparar los resultados comerciales puede resultar injusto. Burke aprovecha el tirón de un concurso en boga y del fenómeno de las descargas sumado a unos gustos cada vez más frívolos o como poco menos comprometidos de un sector de público joven para hacerse con un nivel de ventas que hace 15 años no hubiera logrado con el mismo tema.

Mientras la versión de Jeff Buckley forma parte de un enorme disco titulado Grace y que se ha convertido en un auténtico objeto de culto, Burke se ha limitado a poner la voz en un tema arreglado por productores de laboratorio diseñado con criterios puramente comerciales, arreglos en los que la cantante por supuesto no ha tenido nada que ver.

En definitiva, Jeff Buckley hizo suyo el tema, lo interiorizó de tal forma que lo convirtió en lo que es hoy eclipsando cualquier otra versión, incluyendo la del propio Cohen, y eso no lo cambiará Alexandra Burke. Dentro de 20 años seguiremos hablando de Jeff Buckley como lo hacemos ahora, más de una decada después de su fallecimiento ¿Hablaremos de Alexandra Burke?