A trancas y barrancas, momentos de felicidad

Esos instantes felices de El hormiguero de canal cuatro en que uno no sabe qué toca después

Uno ya no recuerda casi qué serie de televisión solía ver antes de los Simpsons. Lleva viendo episodios de esta familia americana más de cuatro años, aproximadamente. Y ahora están siendo eclipsados por Padre de familia. El protagonista de esta serie de dibujos para adultos es Peter Griffin- Sosias del padre de Bart Simpson- pero mucho más grosero e inmoral. Uno piensa que este personaje es un híbrido de los Simpson y South Park: es glotón, pervertido sexual, egoísta, mezquino y tramposo. La mujer de Griffin es un poco más decente salvo cuando no puede contener la risa de las ocurrencias de su marido.
Uno ha ido viendo series como Perdidos o Mujeres Desesperadas, y sólo sobrevivió a la segunda temporada de ambas. La excepción ha sido Anatomía de Grey, que en esta cuarta temporada se ha superado con detalles como el del muñeco o dummy para hacer prácticas y el jefe del hospital de Seattle enviando mensajes intencionados y sobrados de ingenio a sus médicos. La relación de Grey y Sheperd ha mejorado aunque ella no está muy convencida de nada, como siempre.
Ahora le toca el turno a Pablo Motos, dos hormigas y un científico Friki, perdón Flippy, que inundan la pantalla de buen humor, espontaneidad y enseñanzas de física y química entre otras muchas cosas. Es un programa de entrevistas original. Las dos hormigas dicen lo que les da la real gana, hablan y comentan sin parar en el puntito alegre de quien toma alguna cervecita de más y son simpáticas. Una de ellas, tal vez sea Barrancas contagia con su risa a cualquiera. Hace falta este tipo de buen humor y buen rollo. Hacen falta momentos como éstos en que nadie sabe si el experimento científico saldrá bien, si el momento mariposa fallará o no o qué va a soltar Trancas o la risa de Barrancas. Momentos en que uno no sabe qué es lo que viene ahora.