El bucle

Pobre Teresita. Caminaba por la calle, barra bajo el brazo y portatil en bandolera, cuando el azar puso en su camino a Doña X, eterna vecina del pueblo de pertinaz vocación vocinglera y meticona.

Escher

Doña X: Ay hija, cuanto tiempo sin verte... ¿Qué estudiaste al final?

Teresita: Periodismo.

Doña X: ¡Arrg! Qué horror. ¿De esos que persiguen a la Pantoja con lo artistaza que es y a la señora de Alba, que no respetan ni títulos ni canas?

Teresita: No, señora...

Doña X: Entonces ¿qué estás? ¿No será en un periódico de esos rojos que ahora quieren quitarnos los crucifijos y desenterrar muertos? ¡Ah!, pero luego la Reina no puede hablar, ella no... ¡Es que tiene mandanga! Doña Sofía no y el Julián Muñoz ese de la Marbella sí, ¡y encima le pagan sus buenos cuartos!

Teresita: Bueno... Yo trabajo en internet...

Doña X: ¡Arrg! ¿Eso no es lo de los pederastas y lo de los críos "tol" día ahí pegaos que no estudian ni ná ni les da el aire? ¡Eso no es trabajar, hija, mareándome estoy! ¡Qué sofocación!

Teresita: Bueno, yo, la verdad es que...

Doña X: ¡Ay, qué disgusto tienen que tener tus padres!... ¿Mujer, tú no te casaste y eso?

Teresita: Sí, pero no veo qué tiene que ver ...

Doña X: ¡Ah! Mucho mejor. ¿Y tu marido qué hace?

Teresita: Es periodista.

Doña X: ¡Arrrg!