Eto'o cumple diez años en la Liga

Aprovechando la ausencia de Samuel Eto’o por sanción en el partido que enfrenta el Barça contra el Valencia en el Camp Nou, quería felicitarle por cumplir diez años con nosotros, en nuestra Liga. Una Liga de las estrellas que acogió hace dos lustros a un camerunés imberbe que quiso comerse el mundo antes de tiempo, pero que finalmente consiguió su objetivo en el club menos pensado.

Llegó siendo un cachorro y hoy es un león indomable que promedia 0,76 goles por partido, la mejor marca en toda Europa. Parece que fue ayer cuando ese 5 de diciembre daba entrada en el gélido estadio de Montjuïc un chico con 17 años vistiendo la camiseta del Real Madrid. Lo hacía sustituyendo a Davor Suker, la elegancia personificada en la pierna izquierda. Eto’o pasó desapercibido en las dos etapas que estuvo en el Real Madrid (1997/98 y 1999/00), incluso en el Espanyol, donde jugó el año entre medias. Pero el chico, indómito de profesión, se resistió a los papeles secundarios (o incluso figurantes) y se me marchó rumbo a Mallorca.

En la isla se convirtió tan importante como las ensaimadas. Allí marcó 54 tantos en 133 partidos, disputó la Copa de la UEFA e incluso ganó la Copa del Rey con dos goles frente al Recreativo en la final. Eto’o seguía haciendo méritos para volver al club que le “dio de comer”, seguía señalando con el dedo cuando marcaba en el Bernabéu, seguía inventando espacios en el área (del realismo al cubismo) para saciar su hambre, seguía con la ilusión de volver a vestir de blanco, por tercera vez.

La realidad fue bien distinta ya que el camerunés, tras demostrar que el prestigio se sostiene en las carreteras secundarias (Mallorca), fichó por el Barça (24 millones de euros) por petición expresa de Jan Laporta, en el segundo año de su mandato. En la Ciudad Condal hizo de todo: marcar goles, ganar títulos y lanzar frases incendiarias, imposibles de apagar para los bomberos. Aún rechinan en los oídos de muchos madridistas esa oda que decía algo así como: "Madrid...... saluda al campeón".

El verano pasado, con la llegada de Guardiola, estuvo a punto de salir del club. Demasiada desidia en las últimas dos temporadas (incluida la farsa en el abrazo con Dinho) como para seguir defendiendo ese escudo en azul y grana, debió pensar Pep. Eto’o, por su parte, se resistió a salir y quiso demostrar que este equipo seguía necesitando las zarpas de este felino (92 goles en 121 partidos de Liga con el Barça).

Su pegada y la lengua mordida le han redimido de sus pecados y han demostrado que para él marcar goles es como pescar atunes en un estanque: un juego de niños. Conserven en formol a este futbolista y no le dejen caer en los tentáculos de gas y petróleo que asolan la Premier. ¡Felicidades Samuel! ¡Que cumplas muchos más!