¿Por qué se van?

Sorprendidos hemos quedado todos cuando, pese a proclamarnos vencedores de la Copa Davis por tercera vez, el capitán y seleccionador español Emilio Sánchez Vicario ha anunciado que deja el combinado nacional. ¿Por qué cambiar?

Ha sido la primera vez que España conquista la Davis fuera de nuestras fronteras y la hazaña no ha sido nada fácil. En la otra parte del charco nos esperaba una dura y correosa Argentina; más que por la calidad de sus jugadores por el ambiente y la 'encerrona' que nos tenían preparada. Sobre todo a raíz de las declaraciones de Del Potro sobre los calzones y el 'orto' de nuestro número 1 Rafa Nadal, que no ha podido acudir a la cita por una lesión inoportuna.

Cualquier afición se vuelca con sus jugadores con independencia del tipo de evento; pero si hablamos de deporte y hablamos de un público latino, la presión se multiplica irremediablemente. El deporte se vive de manera distinta y, en el caso de los argentinos, cualquier cosa que les saque de la aburrida rutina la reciben con los brazos en alto. En ésta ocasión su ímpetu y su entrega han sido absolutas porque, pese a tratarse de una disciplina relativamente tranquila y destinada a las 'exquisitas clases altas' (por suerte esto ha cambiado mucho) han demostrado que el tenis también es deporte y como tal hay que vivirlo desde el minuto 1. La forma de animar a sus jugadores ha sido absolutamente increíble. Y los españoles tenían que contar con éste factor tan importante cuando se trata de una final.

Los Ferrer, Feliciano, Verdasco, Granollers... y todo el cuerpo técnico sabían a lo que iban y eran conscientes de lo complejo que sería su misión pero también de las grandes opciones que tenían puesto que la calidad de los jugadores nacionales era superior a la de los argentinos. El tipo de pista escogida por el equipo local y sobre todo el público podían ser determinantes y, teniendo esto bajo control, la Davis tendría color español. El contratiempo llamado Rafa Nadal era muy importante aunque no determinante. Aunque en caso de haber perdido hubiéramos dicho lo contrario (hay que reconocerlo).

Sánchez Vicario ha conseguido, junto a los tenistas, una victoria heróica ya que pocos contaban con dar el 'campanazo' en Mar del Plata. Él jugó sus cartas y ganó la mano. Una auténtica gesta si tenemos en cuenta que pronto se nos puso las cosas todavía más difíciles con la victoria del gran Nalbandian frente a Ferrer en el primer punto de la eliminatoria. Nadie tiró la toalla. En la pista se puso la calidad de los golpes y el pundonor de nuestros deportistas; pero fuera de la cancha la sangre fría y el ánimo fue cosa del seleccionador. Hay una imagen que dice mucho de él cuando el partido estaba muy cuesta arriba para Fernando Verdasco cuando él le grita: ¡Corazón, pon el corazón! Y a raíz de ahí empezó la remontada.

Nunca confié en Verdasco y creí que era un error ponerlo a jugar éste punto tras su victoria en el partido de dobles. Sigo pensando que Ferrer era el jugador indicado y la persona perfecta para sacarse la espina del primer partido, donde sólo pudo felicitar a su rival por la calidad de sus golpes. En deporte cualquier factor cuenta, es cierto, pero tenemos que reconocer que el 'chucho' Acasuso rompió motor cuando lo tenía todo a favor. Su desfallecimiento hizo posible la remontada de Verdasco. El definitivo partido fue con diferencia el de menor calidad de toda la eliminatoria y ganó el que menos erró.

Pero la decisión de Sánchez Vicario contaba con más argumentos que la que podemos hacer cualquier frente al televisor a miles de kilómetros de distancia. Él es el que había visto los entrenamientos y el que pudo comprobar cómo estaban las cabezas de nuestros chicos. Y la jugada le salió perfecta. ¿Por qué se va?

Normalmente en el deporte existen dos tipos de personas: los que dan todo y no piensan en el futuro sino en el presente y aquéllos que prefieren marcharse por la puerta grande y recoger sus cosas antes de que se lo pidan. Ambas actitudes son perfectamente respetables. Tal vez no se trate de ésto y existan más cosas, como la gran polémica que hubo no hace mucho con los famosos 'mensajitos' del presidente de la Federación de Tenis, Pedro Muñoz. Lo cierto es que no lo sabemos y no lo sabremos, de momento, pero la afición española no entiende por qué su seleccionador deja el combinado nacional tras lograr una victoria épica en Argentina.

Los jugadores son 'chavales' y les queda mucho tenis por demostrar, por tanto podría mantener la estructura del equipo porque habría un futuro prometedor. Sucedió lo mismo con el 'dream team' de Pepu Hernández, que contra todo pronóstico abandonó. Tenemos una Selección de Fútbol que ganó la Eurocopa y se marchó a Turquía. Nadie entiende por qué los entrenadores que nos hacen campeones abandonan el barco más bonito que pueden tripular: el combinado nacional.

Puestos a buscar culpables los encuentro en los correspondientes presidentes de Federación que no pueden, no saben o no quieren convencer a sus pupilos que ellos son clave en los proyectos deportivos que se están llevando a cabo con maestría porque, nunca antes, habíamos destacado en tantas categorías. Hoy día donde hay un español hay un campeón. Y éso tenemos que mantenerlo porque exportar la imagen del deporte es exportar unos valores muy importantes.

Ahora nuestra 'Armada Invencible' tendrá que adaptarse a un nuevo entrenador y a una nueva forma de hacer las cosas. Puede que sea mejor que la que había, pero también puede que vayamos a peor. Vuelvo a preguntarme: si hemos ganado, ¿por qué cambiar?

Carlos Felipe