La importancia del grupo

Aunque la esperanza es lo último que se pierde, hay que reconocer que España tenía varios factores en contra en la final de la Copa Davis y muchos pensábamos que no la iba a ganar. Pero a pesar de la ausencia de Nadal, de jugar fuera de casa, de no elegir la pista, etc., ha llegado la que, quizás, sea la Ensaladera menos esperada en nuestra historia.

España es, ante todo, un equipo

Pero ante tanto factor adverso, España aporta dos puntos positivos: la propia calidad de los jugadores, y el equipo, el espíritu de unidad y el buen rollo y el ambiente familiar.

Se ha visto en diferentes momentos del año y en esta final. A lo largo de las eliminatorias de Copa Davis, han defendido los colores al menos tres tenistas que no han jugado este fin de semana. Desde Rafa Nadal hasta Tommy Robredo y pasando por Nicolás Almagro. Para todos es esta victoria, porque todos han aportado su granito de arena en el momento adecuado, no sólo ya ganando -que todos han ganado algún punto-, sino sumando buen ambiente entre el equipo.

Eso es una tarea que también hay que reconocerle al capitán, Emilio Sánchez Vicario, que ha sabido -en cierta medida- aislar de la polémica  a los jugadores cuando la ha habido -como con el presidente de la Federación-, apoyarlos en los momentos duros y sujetarlos después de las victorias para que no echasen a volar y se relajasen.

El tenis, más que otros deportes, requiere de una gran fortaleza mental. Un partido puede desequilibrarse mentalmente a favor del que peor técnica tiene, y ejemplos se han visto muchos. Esa fortaleza mental, esa confianza en uno mismo es mucho más fácil conservarla si te sientes respaldado por un grupo de amigos, si pierdes un punto en una final -como ocurrió con Ferrer el primer partido- y no pasa nada.

Viendo la trayectoria de España en el torneo de este año, no había porqué temer tanto ni magnificar los factores en contra. España ha ido eliminando a Perú (5-0), Alemania (4-1) y Estados Unidos (4-1) sin perder más de un partido. Y no todos los ha jugado Nadal. De manera que su ausencia ha demostrado que, por encima de todo -y de Rafa-, España es un equipo de tenis, no Nadal y los que vienen por debajo.

La importancia del grupo se ha revelado como un aspecto fundamental. Ayer mismo se destapaba una bronca entre la pareja de dobles argentina tras perder el tercer punto de la Davis. Quieras que no, eso desestabiliza. Pero no sólo se ha visto en el tenis. España ha ganado este año la Eurocopa porque, entre otras cosas y aparte de tener calidad, se ha creado un gran grupo de trabajo. La selección de baloncesto es campeona del mundo y subcampeona de Europa porque, aparte de la calidad, son un grupo de amigos que se divierte y se respeta mutuamente. Y lo que está claro es que por el simple hecho de sumar buenos jugadores o de tener una super estrella no se gana un torneo (véase Real Madrid "galáctico", u otros ejemplos).

Los psicólogos probablemente lo lleven avisando mucho tiempo. Ahora el tiempo les da la razón. Mezclen calidad y oportunidad, pero todo dentro de un cuenco de compañerismo.