ROLDAN: CONFESO Y “MARTIR”

Una conocida cadena de televisión nacional, caracterizada por sus programas de “telebasura” y de “reality shows”, algunos de ellos con formato aparente de profesionalidad y seriedad, viene dándonos ejemplos de mal ejercicio del periodismo, con el abordajes polémicos y personajes impresentables, en muchos casos previo pago por su concurrencia. Este es el caso de la presencia del ex Director General de la Guardia Civil, Luís Roldán.

Roldán compareció para ser entrevistado por varios periodistas del programa, que pese a que le espetaron, y le pidieron que contara la verdad de su truculenta historia delictiva, poniendo en duda gran parte de su testimonio, siguió con su “cuento pre-elaborado” no aportando ninguna novedad a lo que ya se conocía sobre su caso.

            Su actitud fue la de reconocer levemente su responsabilidad en el caso de su affaire de corrupción que le llevó a la cárcel, pero quiso presentar una perfil de debilidad, echando la culpa a diestra y siniestra, a sus superiores –sin dar aclaraciones, sino más bien insinuaciones-, y sobre todo a Paesa, del que dijo que se quedó con todo lo que él defraudó. Por lo que daba a entender que a él también le engañó Paesa, afirmación que fue cuestionada por uno de los periodistas intervinientes, pues no parecía lógico que uno de los mayores “pícaros” de la historia contemporánea de España, puediera ser uno de los mayores “cándidos” del País. Naturalmente, de esa forma, el dinero defraudado no ha aparecido, y se le atribuye al desaparecido Paesa. ¡Que cada uno se crea lo que quiera….!.

            Al propio tiempo, no ahorró reproches al sistema penitenciario, afirmando que a otros presidiarios se le han dado mayores facilidades carcelarias que a él. Pero, sea cierto o no –pues la credibilidad del entrevistado está muy cuestionada-, no es menos cierto que calló aviesamente su fuga al extranjero, su detención y extradición desde Laos. Lo que pone de manifiesto la razonable desconfianza sobre un personaje poco leal y escurridizo, que habrá determinado –naturalmente- una actitud más cautelosa por parte de la Administración penitenciaria.

            Indigna explicación, en la que Roldán se mostró “confeso y mártir”, tratando de congraciarse con la sociedad española a la que defraudó en su misión pública, que tanta alarma social generó, y tanto desprestigio infundió a la política española, especialmente a su grupo político, y al gobierno socialista que lo designó en sus responsabilidades públicas. Pero difícilmente pudo convencer, entre otras cosas, porque no es creíble toda esa puesta en escena sin la devolución del dinero desaparecido; y mucho menos ha de dársele crédito de veracidad a un testimonio, al parecer, realizado mediante el pago de una importante cantidad de dinero –como acostumbra la cadena televisiva a tratar a muchos de sus entrevistados-.

            Percibimos a un Roldán con un guión estudiado, con una frialdad grande –que no se alteró, ni siquiera ante la emisión de imágenes de su madre, ya fallecida, que era preguntada por la prensa con ocasión de la detención de su hijo-, y con una entereza propia del que ha encallecido su laxa conciencia, que lejos de atemperar la mala imagen que la opinión pública tiene de él, ha servido para reforzar la falta de fiabilidad en un personaje, que jamás debió de haber llegado donde estuvo, y que teniendo derecho a su rehabilitación, su puesta en escena sobraba, y mejor debía haberse quedado en el ámbito privado asumiendo la ignominiosa imagen que él mismo se generó por sus acciones delictivas.

            Y sobre todo, a los compañeros de la prensa habría que decirles que no contribuyan a entrevistas de imagen, de quien la perdió posiblemente para siempre, y que no cree ni la mitad de lo que dijo, y mucho menos retribuyan a este tipo de personajes.