Las calles no son públicas

Los Ayuntamientos han tomado las calles con las marquesinas de publicidad. Ya no hay bastante con las vallas, las lonas que cubren los edificios en restauración, las paredes de los kioscos, los autobuses, los taxis o los inmensos espacios que ocupan las macrosuperficies comerciales en las ciudades. Ahora también las aceras y hasta las isletas de las calzadas, haciendo además más peligrosa la circulación por falta de visibilidad.

La expresión "¡La calle es de todos!" se ha quedado obsoleta y no se refleja en nada con la realidad. Los ayuntamientos ya se han encargado de que en las aceras no se pueda caminar con comodidad, jugar o, simplemente, estar. Ya tomaron los espacios públicos los comercios hosteleros con las famosas terrazas. Los peatones, lejos de protestar, se han sabido adaptar a ellas y disfrutarlas.

Pero la toma de espacio público, por parte del gobierno municipal, para llenar las arcas está llegando ya a cotas insospechadas. La publicidad ya no sabe qué soportes buscar para lanzarnos cada vez más impactos. La saturación publicitaria sigue ganando terreno en los lugares cotidianos de los ciudadanos y las autoridades lo saben.

Las vallas han sido siempre el soporte más tradicional, pero ya se pasó a los kioscos; cuyas inserciones publicitarias son la forma de pago de quienes los regentan, continuó con los autobuses y taxis, y ahora se propone tomar la propia acera y las isletas de las calzadas. Las marquesinas de publicidad están tomando literalmente nuestras ciudades, impidiendo la normal circulación de personas y vehículos.

En los cruces, los conductores pierden visibilidad por las marquesinas de las isletas. Ya ha habido más de un claxon más alto que otro y alguna discusión. En las calles más concurridas, te tienes que apartar o ir con mucho tiento para no chocarte con uno, y llegará el día en que las normas de seguridad vial queden por detrás del beneficio económico que se gana con esa publicidad.

Ya está bien de tanta saturación publicitaria. Si a todo esto le sumamos la ocupación de comercios y grandes almacenes de nuestros buzones y portales, por supuesto los medios de comunicación, los productos de merchandising, relojes de mobiliario urbano, paradas de autobuses y demás soportes que ahora no me vienen a la cabeza, es que es una cosa de locos.