Extremoduro revienta Madrid una y otra vez

Ya lo hicieron el viernes (14) y el pasado sábado lo volvieron a conseguir. Llenar el Palacio de los Deportes (aforo máximo de 16.000 personas) no está al alcance de todos. Pero era el fin de gira y había muchas ganas de ver a Robe, "Uoho" y compañía.

Robe y "Uoho", los directores de orquesta ayer

Mínimas diferencias entre un concierto y otro. Algunos cambios en el setlist, teloneros diferentes pero ambos del mismo estilo -atención especial a Memoria de Pez, habrá que seguir a este grupo- y, lo más importante, no hubo cortes de sonido. Lo más cercano a eso fue una bajada del volumen en un momento concreto del concierto que dudo que mucha gente se diese cuenta, ya que las miles de gargantas que coreaban cada canción lo suplían bastante bien.

Con el retraso habitual de las grandes estrellas -cómo nos jode, pero qué bien lo aceptamos-, cayeron los toldos blancos que tapaban el escenario y los acordes de "Deltoya" nos trasladaban a principios de los años 90. La actuación empezaba con un guiño a los fans de toda la vida. Pero no había que engañarse. Tras tocar un par más de la época, canciones breves e hiladas unas con otras, Robe se acerca al micrófono y avisa: "Vamos a tocar un trocito largo de nuestro nuevo disco".

Soy de los que aún no se ha aprendido todas las canciones -de más de seis minutos- de 'La Ley Innata', por lo que prefería un concierto de clásicos, aun sabiendo que alguna de las nuevas caería. Alguna sí, pero tres seguidas me pareció demasiado. Teniendo en cuenta la duración de cada una, de la primera media hora de concierto, veinte minutos se los comió el nuevo disco. A pesar de todo, me sorprendió que un buen número de personas coreaba los nuevos temas. Pero también hubo algunos bostezos, miradas de asombro y brazos cruzados.

Pero casi mejor quitárselas al principio y disfrutar las dos horas que quedaban por delante con las canciones de toda la vida. Continuaron con otro par de canciones de 'Somos unos animales' y 'Deltoya' para hacer las paces y se tomaron "un descansito de 15 minutos". Momento idóneo para abarrotar la barra, tratar de meter hombro en la carrera por pedir primero -para luego ver cómo la novia de uno de los camareros se llevaba un 'mini' de cerveza por la cara y por encima de toda la gente-, y asaltar a los de la "cerveza mochilera", es decir, empleados que llevan la cerveza en una mochila y la sirven entre la gente de la pista.

El regreso fue apoteósico. Comenzaba un nuevo concierto de Extremoduro. Sacaron el arsenal de clásicos e hicieron un repaso a toda su discografía. Desde 'Dónde están mis amigos' hasta 'Yo, minoría absoluta' pasando por 'Agila' o incluso 'Rock Transgresivo'. Temas como "A fuego", "Sucede", "Autorretrato", "Puta" o el antiquísimo "J de la Central Nuclear" llevaron al público a casi tapar la voz de Robe con sus voces. Los saltos y los bailes, con codazo incluido, se extendieron por todo el Palacio. Mención especial para Iñaki "Uoho" que estuvo espectacular, moviéndose por todo el escenario clavando cada punteo y acertando en cada nota. A diferencia de otras ocasiones en las que Robe apenas se movía por el escenario, ayer sí estaba animado y eso pareció motivar más al "Uoho". Entre ambos crearon un gran ambiente en el escenario que enseguida se contagió a las gradas.

Dos horas de canciones míticas después, y habiéndose dejado todavía algunas en el tintero -"Bribriblibli", "Quiero drogas y amor" o "La vereda de la puerta de atrás"-, el concierto acababa con un Robe que, tras marcarse un solo muy extenso en "Ama, ama y ensancha el alma", se paseó de un lado al otro del escenario levantando la guitarra, cual campeón de los pesos pesados. Tras dar las gracias muchas veces, se retiró sonriente y dejó paso para que el resto de la banda finiquitase el sarao con un recital del "Uoho", que acabó por patear los micrófonos y subirse a la batería para aporrearla. Entre tanto, y al ser el último concierto de la gira, gran parte del equipo técnico que los acompaña se subió al escenario a bailar con ellos.

Extremoduro puso fin a su gira 2008 y, si nos fiamos de Robe, puede que vuelvan pronto. En un momento del concierto soltó: "no vais a tener que esperar seis años más para el próximo disco. De hecho ya está casi terminado". Veremos si es cierto.