Tu política es una mierda (y tú lo sabes)

Sin que sirva de precedente, voy a hablar de política. Y lo voy a hacer dirigiéndome a ti, que tienes un puesto en una organización y también a ti, que ostentas un cargo público en alguna administración. Quiero dirigirme a ti, que militas en un partido, y a ti que trabajas en una ONG o en una fundación. También es para ti, que coordinas un gabinete de prensa, para ti que escribes discursos, para ti que redactas comunicados, para ti que diseñas estrategias. Esto es para ti, que quieres mejorar las cosas y tienes una labor militante. Me dirijo a ti, tú, que has adquirido un compromiso con tu país, con tu pueblo, con tu lengua, con tu clase, con tu género, con tus ideas, contigo, con los demás, con el mundo.Esto es para ti.

Tú ya sabes que la política es importante. Sabes que la política está en todas las cosas y a todos nos afecta. Por eso estás donde estás. Porque es importante. Por eso haces lo que haces cuando podrías hacer otras cosas que probablemente te satisfacen más. Pero haces lo que haces. Porque es importante. Quizá por eso te sientes tan mal cuando escuchas a alguien decir “yo paso de la política”, ¿verdad? Te sientes mal, es normal. Pero, admitámoslo, sabes que lo que esa persona te está diciendo no es que “pasa de la política”. Sabes bien que en realidad lo que te quiere decir es “yo paso de TU política”.

Es normal. Porque tu política es una mierda, y tú lo sabes.

Tienes razón, yo debo ser uno de esos que mucho se queja y poco hace. Debo ser de esos que está cansado de la política tradicional, ese viejo y oxidado barco varado, pero no hace nada para cambiar las cosas. Así que, para intentar remediar eso, hoy voy a hacer algo. Permíteme aportar algunas ideas, para ver si ayudan a que nos empecemos a entender. Quizá deberías tenerlas en cuenta si quieres encontrarme a mí y a muchos más. No te estoy pidiendo nada raro. Son sólo mínimos. Presumo que se trata de lo que tú mismo esperas de los demás. De ti depende hacer caso a estas propuestas o no. Tú decides eso. Hagas lo que hagas a mí me parece bien. Si algo de lo que viene a continuación te sirve, úsalo. Si no, pues nada.

Allá voy.

Abróchese el cinturón quien quiera aterrizar y empecemos por lo primero y más importante:

No me grites. Cuando tengas un micrófono delante deberías gritar menos, no más. No estoy sordo.

No me digas lo que ya sé. Sé quién eres, sé de dónde vienes. Sé cuál es tu patria y tu bandera, por favor no me lo repitas otra vez. Seguro que tienes cosas más interesantes que contar ¿a qué esperas?

No me digas lo que dice tu partido. Eso ya lo sé.

No me trates como a un idiota. No lo soy. No me digas lo que tengo que hacer ni lo que tengo que pensar.

No te disfraces. Sé que detrás de esa apariencia de seguridad y de controlarlo todo se agazapan tus errores, tus miedos y tus dudas. Quizá esa persona que está ahí detrás pueda interesarle a alguien, lo que es seguro es que a nadie interesa tu disfraz.

No tienes la razón. Al menos no la tienes siempre. Aunque quizá ni siquiera se trate de tener razón, piénsalo.

No eres infalible. No siempre aciertas y a veces tus adversarios sí lo hacen, acepta eso.

No me simplifiques. No hagas simplificaciones “para que la gente lo pueda entender”. La gente no es tonta. No somos más tontos que tú.

No nos simplifiques. Ni a ti ni a mí. El mundo es cada vez más complejo, no me cuentes ridículas historias de buenos y malos. No cuela.

No me catalogues. No te dirijas a mí como a una masa. Yo no soy un sector social. Yo no soy una intención de voto. No soy un segmento de población. Soy una persona. Si olvidas eso, no habrá mucho más que hablar.

Escúchate. Hace tiempo que intuyes que las cosas están cambiando. Hace tiempo que sabes que hacer las cosas como hace 10 o 20 años ya no funciona. Quizá nunca funcionó, pero ya nada es como era. Haz caso a tu intuición.

Escúchame. Seguro que tienes cosas importantes que decir. Estoy convencido de que tienes buenas ideas, buenas propuestas. Pero sólo estaré dispuesto a escucharlas si tú también me escuchas a mí. Si no escuchas nadie te querrá escuchar. Conversación.

Cambia. Quieres cambiar el mundo pero el mundo ya ha cambiado y tú te resistes a cambiar. Para cambiar el mundo hay que estar en este mundo, así que quizá deberías permitir que el mundo también te cambie un poco a ti ¿no crees?

Levanta puentes. Los medios distribuyen la información en un sólo sentido. Pero hay otros canales, canales que son de ida y vuelta. Búscalos, compréndelos, úsalos, créalos.

Búscame, si quieres. Yo no voy a ir a tus mítines porque tú lo digas. No voy a ir a tus manifestaciones porque sí. No me sumaré a tus campañas a cambio de nada. Pero hay sitios en los que yo me expreso, me comunico, me reivindico, vivo, soy. Hay muchos sitios en los que estoy. Si te intereso, búscame, yo estoy allí. Seguro que me dejaré encontrar.

Nos vemos y… suerte.

Unai Maleski