Basta ya de adoctrinamiento en las escuelas

Anonadado se queda uno cuando ve cómo los concejales de un ayuntamiento pasan por clases de primaria para adoctrinar. Se ponen en el puesto del profesor, a explicar lo "que hacen por su ciudad". Practicamente es un mitin electoral, adaptado a las edades. Con un lenguaje más condescendiente, presuponiendo la ignorancia del niño sobre política municipal, los concejales buscan votos desde el aula.

El afán de los políticos por conseguir votos, sobre todo en tareas municipales donde nuestros cargos públicos han de ser "más cercanos a los ciudadanos", no tiene límites. Saben que una charla por aquí, un posado para una foto por allá, no es suficiente para garantizarse el sillón durante muchos años más.

Por eso su política ahora se centra en la escuela. La moda es la siguiente. Vamos a ir a la escuela a explicar a los alumnos nuestra gestión (técnica de campaña electoral), y que ellos nos pregunten alguna duda o nos sugieran en qué podemos mejorar. Así también prodigamos nuestra política participativa que, por cierto, siempre se queda en teoría y en folletos.

Si queremos llamar a las cosas por su nombre, cosas que los políticos no quieren hacer nunca, esto se llama adoctrinamiento o campaña electoral desde el aula. Todavía no pueden votar, pero lo harán.

Es pinturesco como un concejal, acompañado por un representante de cada partido con presencia en el ayuntamiento, se pone a explicar las acciones que están llevando a cabo en la zona en cuestión. Como alardean por cumplir, exclusivamente, con su obligación. De paso, presumen de demócratas y miran las caras de asombro de unos alumnos que sólo observan el reloj para salir al recreo.

Dejen a la infancia en paz. No queremos que los políticos manejen a nuestros hijos en las aulas. En los colegios se va a aprender, a jugar y a relacionarse con los demás, no a ser sermoneados por unos cargos públicos que se mueven unicamente por interés.

Ocupan la tribuna dedicada al profesor como si tuvieran potestad para ello, y sueltan su discurso vacío y mecánico para que haga su función en el subconsciente del alumno. Los que quieren perpetuarse en el sillón de un cargo público saben que convencer a las próximas generaciones es fundamental. Eso de que el colegio debe despertar el espíritu crítico, ya pasó a la historia.