Adiós al compro-oro.

El ayuntamiento de Madrid aprueba una ordenanza que hace que desaparezcan de las calles madrileñas los hombres-anuncio y los repartidores de octavillas.

Alberto Ruíz Gallardón, alcalde de Madrid, continúa trabajando por cambiar la imagen de la ciudad que gobierna. Esta vez le ha tocado el turno a un icono de la ciudad: Los hombres anuncio. A partir de ahora nos será difícil encontrar uno de estos trabajadores que llevan a sus hombros la publicidad de la empresa que les paga. Según el ejecutivo madrileño, este tipo de trabajo es denigrante para las personas y de ahí su prohibición.

Repartidores de octavillas y luz neón

Esta medida prohíbe también el reparto de octavillas publicitarias y las determinadas luces de neón. De estas últimas sólo se permitiran las de tamaño pequeño salvando, eso sí, los ya míticos neones de Gran Vía y Puerta del Sol.

"Lo que es indigno es no poder comer"

Las reacciones a la normativa no han sido nada buenas. Los trabajadores afectados tachan la medida de "ridícula" al dejar a muchas personas sin trabajo en tiempos en los que encontrar otro trabajo es una tarea "prácticamente imposible". Así pues no se entiende en la capital madrileña la ordenanza que tiene como fin dignificar a los trabajadores dejándoles sin el trabajo que les da de comer. 

Esta medida afecta a trabadores de clase media-baja, estudiantes y trabajadores poco o nada cualificados.