Crisis económica o crisis del capitalismo

Vivimos con agonía y desesperación la actual situación económica y sin embargo nada podemos hacer. El capitalismo caba su propia tumba. Grandes entidades bancarias e inmobiliarias piden auxilio asomando lo poco que les queda sobre el agua. Ya casi no pueden respirar y a nosotros nos toca hacer de socorristas.

Las bolsas se desploman de forma acelerada.

Wall Street se despierta cada mañana con importantes caídas o bien con tímidos, muy tímidos, repuntes al alza y el espejo de la economía, que es capaz de llegar con su reflejo hasta el otro lado del atlántico, nos muestra en las bolsas europeas cuál es la imagen de la economía mundial: Pérdidas, agonía y más y más mensajes de tranquilidad.

Es curioso ver cómo nuestros mandatarios piden confianza al consumidor mientras las noticias que nos rodean no son nada positivas. No sé por qué hemos llegado a esta situación, lo que sí sé es que durante años hemos escuchado eso de que "algún día pinchará". Y ese día parece que ha llegado. Años y años viendo cómo nuestro litoral era prostituido para disfrute de constructoras, promotoras e inmobiliarias. Prostituido y para colmo a un precio de risa.  Años y años viendo cómo se progresaba a cualquier precio sin pensar en el mañana, y mientras todos avisaban de que no vendría nada bueno. Ahora entiendo, eso es el capitalismo. La mejor definición para este término debe ser la de "enriquecimiento de unos pocos a costa de unos muchos", pero teniendo en cuenta una cuestión básica: el estado nunca debe intervenir en la economía.

El estado es y será el mayor culpable de todos los males cuando todo vaya de maravilla. ¿Leyes de regulación del suelo? El estado no debe legislar de esa manera. ¿Leyes de trabajo? El estado no debe legislar de esa manera. ¿Abusos desde los bancos y subidas del euribor que se eternizan? El estado no debe legislar para evitar estos casos. De ser así, nuestro sistema capitalista se perdería y el libre mercado no existiría.

Pues bien, ahora asistimos atónitos al "rescate de bancos", cómo lo han denominado los medios y los propios mandatarios, y yo no puedo dejar de preguntarme dónde está ahora el capitalismo, qué fue del libre mercado. Quizá ahora los ciudadanos nos tengamos que hacer responsables de lo que han montado los mismos bancos que ahora quiebran. Quizá ahora los mismos que pagamos la crisis (que es nuestra, a ellos no les afectará por mucha cara de pena que pongan) con paro, sueldos bajos y despidos improcedentes tengamos ahora también que ver cómo se usa el dinero público, nuestro dinero, para salvar a esas grandes entidades que durante todo este tiempo atrás nos han robado hipotecando nuestras vidas y a la vez no han sabido gestionar su propio sistema.

Esta crisis y estas actuaciones que hoy vivimos deberían marcar un claro punto de inflexión en la economía de mercado. Deberíamos hablar del fracaso claro y absoluto de las tésis del libre mercado capitalista. Deberíamos plantear, una vez que ha quedado claro el fracaso, alternativas reales que pasen por economías mixtas y claramente planificadas. Y claro está que aquellos que siempre han defendido las tesis que hoy fracasan deberían admitir la derrota al ver que los estados son los que intervienen para salvar su propio sistema. El estado, esa cruel institución que alteraba el libre mercado.