Una estampa habitual que habla por sí sola: cientos de personas esperando pacientemente a ser atendidos en algún hospital o dispensario donde escasea el personal sanitario. Mientras, por ejemplo en Manchester hay más médicos de Malawi que en todo Malawi...
La fuga de cerebros, otro problema eterno en África
Cualquier persona que haya vivido en algún país africano y se haya molestado en salir más allá de la capital no ha dejado de ver una imagen tristemente habitual: cientos de personas esperando a ser atendidos en algún centro de salud, hospital o dispensario donde el personal sanitario brilla por su ausencia.
Leyendo una revista de Misiones, un profesional nos contaba que en el norte de Uganda, había un hospital de 350 camas atendido por tres médicos, de los cuales sólo uno era africano. Era el único hospital para una zona habitada por medio millón de habitantes. No es un caso excepcional.
Y lo peor es que uno de cada cuatro médicos africanos formados en sus países de origen- se marcha de su tierra para trabajar en Europa, América del Norte o los Emiratos del Golfo. Lo acaba de corroborar la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Estos y otros datos de la OMS se hicieron públicos en un reciente simposio celebrado en Kampala (Uganda) sobre la fuga de personal médico de países africanos. Según la OMS en el mundo faltan 4 millones de médicos, enfermeros y comadronas. Lo peor del caso es que en esto, como en muchas otras cosas, África se vuelve a llevar la peor parte. África sólo cuenta con el 3% de los trabajadores sanitarios del mundo, y los pocos que tiene se le van.
Cada año 20.000 médicos y enfermeras emigran en busca de mejores oportunidades. Las consecuencias la pagan los propios africanos, para los cuales recibir una atención médica mínima no digo de calidad- es un lujo inalcanzable.
Hay países donde el director de la maternidad de un hospital gana (cuando le pagan) 13 euros mensuales. Si este médico emigrara a Londres o Washington podría ganar 9.000 euros mensuales, que es el ingreso de sus colegas con su mismo nivel de responsabilidad.
El año pasado la Comisión Internacional Global de Migraciones ponía dos ejemplos muy gráficos: En la ciudad inglesa de Manchester trabajan hoy más médicos de Malawi que en todo Malawi. Y en Zambia, de un total de 600 médicos que terminaron la carrera desde el año de su independencia, la mitad ha emigrado.
Los países ricos tienen políticas migratorias que favorecen esta fuga de cerebros. Es la otra cara del tema de la inmigración, la de los que no vienen en pateras ni suponen ninguna 'amenaza' ni 'peligro' para ningún político de los que dicen que hay que poner 'orden y control'.
En el fondo, esto supone que se trata al ser humano como una mercancía. Cuando el inmigrante es pobre y tiene poca formación se le suele explotar para los trabajos que los europeos no quieren hacer. Y cuando tiene una alta cualificación profesional se intenta atraerle sin reparar en el daño que se hace a su país de origen.
Por cada facultativo que sale del continente negro, el país afectado pierde 370.000 euros. Un alto funcionario de Naciones Unidas llamaba a este fenómeno el "síndrome de Robin Hood a la inversa": robar a los pobres para dárselo a los ricos.
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Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
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