El pan, salido de la piscina

Este verano nos ha dejado sin hacer ruido informativo -amén de dos o tres buenos blogs, ni les cuento en lo referente a lo digital- una de esas revistas, semanales y en papel, de las que todos deberíamos estar orgullosos de su existencia. Ya es tarde.

Su director, en el Periscopio del último número ('provisionalmente', según el editorial), se pregunta, no sin una cierta pena y resignación combativa, por qué una revista en España está condenada al fracaso cuando existen -pone ejemplos- buenas de ellas en otros países de nuestro entorno. Evidentemente, el director, que lo fuera también de un excelente programa de televisión a finales de los setenta en TVE y a principios de los noventa en Antena 3, del cual el nombre de la revista y el televisivo espacio ya van inexorablemente ligados a su nombre, no se refiere a una revista cualquiera.

Exacto. Como escribe Martín Prieto, en ese mismo último número (379) en la sección de El Binóculo, 'son estos tiempos malos para la lírica e impera la regla del mínimo común denominador', por lo que 'la mejor revista de información general que había en España' no puede seguir publicándose, su cierre no es una paradoja 'también la excelencia se penaliza'. O, lo que es lo mismo, sin tetas, sin chismorreos, sin toreros, sin salsa rosa, sin confidenciales, sin bajarse los pantalones a las presiones políticas... una revista de papel no puede sobrevivir en España. Sin esto y sin subvenciones, claro.

Recompensar lo vulgar

La Clave nos ha dejado. 'Ni sectarios ni neutrales' reza ese subtítulo que (¿incomprensiblemente?) han escondido en la portada y regalado en la mancheta. Probablemente lo eran. Una isla, al menos. De ahí su muerte periodística o, en el mejor de los casos, su letargo sine díe. Culpa de ello, también, la tiene la muerte (19 de mayo de 2008) de la benefactora, presidenta y accionista mayoritaria, que con su desaparición, como todo gran proyecto periodístico, se ha visto afectado.

'El razonamiento individual y la capacidad parecen hallarse en una fase de regresión imparable, que contribuye al incremento de la entropía del sistema social y político. Y se verá insultado y marginado quien ose pensar por su cuenta y quiera denunciar los errores y las estupideces grandiosamente correctas', ha dejado escrito Luis González Seara, entre otras muchas, variadas y políticas cosas, fundador de la revista Cambio 16 y el periódico Diario 16. Pero también Heleno Saña, como el resto de colaboradores, ha escrito sobre lo fundamental: 'Nuestra época es más propicia a recompensar lo vulgar y bajo que lo elevado'.

Ahí es nada. ¿A ver qué revista española puede superar eso? ¿A ver qué revista puede exponer negro sobre blanco la independencia demostrada por La Clave? Bueno, ahora lo tienen más fácil, José Luis Balbín, Luciano Egido, Martín Prieto, Luis González Seara, Faustino F. Álvarez, Julio Anguita, Manuel Pimentel, Pablo Castellano, Martínmorales, Heleno Saña, Ramón Tamames, entre otros, les pueden explicar cómo conseguirlo.