¿Es noticia el dolor?

¿Es noticia el dolor de las familias de los 154 fallecidos en el accidente de Barajas? ¿Y la rabia que sienten ante la compañía, ante las autoridades o ante cualquiera a quien se pueda achacar algún tipo de responsabilidad? Y si el dolor y la rabia hay que mostrarlos, ¿dónde está la barrera del sensacionalismo?

Vayamos por partes. Noticia es un hecho novedoso, inédito, de interés. Un accidente aéreo con 154 muertos cumple todas estas características. ¿Pero es noticioso que las familias de las víctimas estén sufriendo? ¿Tienen interés informativo sus lágrimas y sus llantos? ¿Acaso pueden sentir algo distinto al dolor? ¿Qué necesidad hay entonces de mostrarlo?

No se trata, como dicen algunos medios de comunicación en su defensa, de ocultar el sufrimiento. Se trata de respetar la intimidad de las familias y de no convertir su dolor en un espectáculo televisivo que haga subir las audiencias. El testimonio humano, irrenunciable en este tipo de noticias, no consiste en televisar lágrimas, llantos y lamentos. El testimonio humano está para homenajear a las víctimas, para recordarlas y poner rostro a las cifras de muertos, siempre y cuando las familias lo deseen.

El dolor por la pérdida de un ser querido genera rabia. En un accidente de estas características, las sospechas que se generan mientras se desarrollan las investigaciones son infinitas, y constituyen un caldo de cultivo para la rabia de las familiares, ansiosos de buscar responsables de la muerte de sus seres queridos. Ante esta situación, los medios de comunicación tienen que ser prudentes: exigir que se depuren responsabilidades -si las hay- pero no eregirse ellos en responsables de ninguna investigación. Si los medios dedican todos sus esfuerzos a hacer conjeturas, las sospechas se levantan, y la rabia de los familiares, como es normal, se enciende.

Hablemos por último de las imágenes. Por respeto a los fallecidos y heridos, creo que no se deben mostrar escenas en las que aparezcan. En cambio, me parece lógico que se publiquen imágenes del suceso. En este caso, de trágico despegue del avión.

Por Pablo Urbiola