Nadal, insultante; Federer, decepcionante

Rafa Nadal tuvo ayer un partido fácil. Tan fácil –gracias a un rival absolutamente entregado en el primer set- que se confió y le costó un poquito más de lo previsto ganar. Jurgen Melzer es un jugador de 27 años, que ocupa en la actualidad el puesto 51 del ranking. Su palmarés se reduce a un único título en individuales que obtuvo en Bucarest hace dos años.

Blake despide a Federer de las medallas

Obviamente no era rival, y así lo demostró el insultante 6-0 del primer set. Parecía que el segundo iba a transcurrir por el mismo sendero –rotura de servicio en el primer juego a favor de Nadal-, pero el austriaco debió sacudirse la modorra y apretó las tuercas.

El juego errático y feo de Melzer pareció contagiar un poco a Nadal, que perdió su primer servicio. A partir de ahí, un juego igualado, poco brillante. Melzer ganaba su servicio gracias a un potente saque, hasta que en el décimo juego permitió una única bola de ruptura que no desperdició Rafa.

Rafa ya está en semifinales. Se juega el pase a la final y asegurarse al menos la medalla de plata contra su peor pesadilla: Djokovic. Nole no lo tuvo fácil contra el francés Gael Monfils. El serbio perdió el primer set, pero reaccionó con un contundente 6-1 en la segunda manga y se adjudicó la tercera con un 6-4.

La otra semifinal enfrentará al verdugo de Federer, un extramotivado James Blake, con el chileno Fernando González. González ya sabe lo que es colgarse una medalla olímpica. Se colgó la de bronce en Atenas y la de oro, junto a Nicolás Massú –campeón olímpico hace cuatro años- en el doble.

Serán, sin duda, unas semifinales apasionantes: los números 2, 3, 7 y 15 (a día de hoy) se juegan tres medallas y la amargura del cuarto puesto.

Blake, por primera vez en su carrera, doblegó al suizo. Aunque eso es algo que este año se vende más barato que en otras temporadas. Ocho veces ha perdido el americano ante Federer, pero este partido ha sido el punto de inflexión. Blake ganó el primer set con 6-4 y el segundo acabó en la muerte súbita. El juego se puso de cara pronto para Blake, con un error de Federer en el primer punto que jugaba con su saque. Roger volvió a perder un punto con su servicio, proporcionando a su rival una ventaja casi insuperable.

El rostro de Roger Federer sigue siendo impenetrable, pero su ceño fruncido, su gesto adusto y la dureza de su mirada crean la sospecha de que no está contento consigo mismo. Su actitud distante –no se aloja en la Villa Olímpica para (dice) no sufrir agobios de los otros deportistas (¡!) atraídos por la deslumbrante luz de su fama, no hace sino confirmar que ha perdido el rumbo y quizá reflexiona sobre la necesidad de elegir entre su carrera deportiva o el glamour de la jet.