En Espacio Sináptico nos preguntamos qué puede propiciar casos de agresiones tan brutales como el sucedido en Colmenarejo
La noticia de agresión a una chica ecuatoriana en Colmenarejo ha llamado mucho la atención en estos últimos días, quizá porque la agresora era en este caso otra chica. Puede parecer inusual, pero no nos engañemos. Es cierto que las mujeres suelen protagonizar menos casos de violencia que los hombres, pero son igualmente capaces de desplegar toda su agresividad. Casos como este, de tanta brutalidad, son (afortunadamente) poco habituales, pero existen. Según la información que he podido encontrar, y aunque la víctima fuese ecuatoriana y su agresora española, parece ser que no se trata de un caso de racismo, sino de bullying.
Los casos de bullying están protagonizados por niños y adolescentes, que mantienen una relación agresor-víctima en la que el agresor o agresores (bully) atacan de forma injustificada a la víctima, en forma de maltrato físico, psicológico o verbal. Normalmente, el ámbito en que se produce es el colegio, sin embargo, puede extenderse a otros. En muchas ocasiones, los agresores quedan impunes, ya que la víctima no se atreve a denunciar el maltrato, y el resto de compañeros conocedores del problema, tampoco lo hacen e incluso a veces animan al agresor. En el caso que comentábamos antes, la agresión se grabó en vídeo utilizando un teléfono móvil. En la grabación aparecen otras chicas, animando a la agresora, diciendo cosas como "mátala, mátala" o "písale la cabeza". Esto da seguridad al agresor y contribuye a que el maltrato continúe.
Si bien casos de violencia escolar se han producido desde hace mucho tiempo, parece que en los últimos años se vienen multiplicando, quizá en parte gracias a la publicidad que se hace de ellos en los medios (no estoy diciendo con ello que se deban silenciar, sino que los medios pueden crear la ilusión de que el problema ha aumentado, cuando en realidad lo que ocurre es que se sabe más sobre ello). Otra posible causa requeriría ya un análisis más detallado. Algunos niños tienen un control absoluto sobre sus familias (literalmente: eligen los programas que la familia va a ver, cosas que se van a comprar...) pero ven mermado su poder en el ámbito escolar. Ahora bien, mantener a otro niño bajo sumisión les confiere ese poder perdido. ¿Y cómo conseguir la sumisión? La mayoría no tienen otro recurso que la violencia.Esto es sólo una reflexión. No estoy diciendo que sea así. Sin embargo, creo que sería muy interesante pensar en ello.
Nota: en Espacio Sináptico ya hablamos de violencia en otra ocasión
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