La diferencia de edad es de 15 días, pero la diferencia de juego y talento es abismal. En 2005, cuando Rafa Nadal y Richard Gasquet empezaron a ocupar las noticias de tenis, el segundo aparecía como la gran esperanza francesa, el año en el que parecía que, por fin, la Copa de los Mosqueteros se iba a quedar en casa. Desde ese año la Copa de los Mosqueteros ha terminado siempre en las mismas manos, las de Nadal.
Nadal en Toronto
En estos tres años, Nadal ha puesto en sus vitrinas un total de 29 títulos: 22 en tierra, 5 en pista dura y 2 en hierba, entre ellos 5 grandes slams y 11 masters series. En el mismo periodo, Gaquet ha conseguido 5 títulos, todos menores y el último en 2007.
Los partidos entre ambos jugadores de la misma generación siempre han despertado interés, pero desde el que disputaron en los cuartos de final de Toronto en la madrugada (hora española) del sábado, la intriga parece disiparse. Cinco enfrentamientos y otras tantas derrotas para el francés. La última, probablemente, la más dolorosa y humillante.
Sus caminos no se cruzaban desde el año pasado, en la Master Cup de Shangai y las anteriores se remontan al primer año en el que los dos tenistas explotaron como profesionales, en 2005. Ese año Nadal despachó toda esperanza gala en Roland Garros a las primeras de cambio.
En el partido de Toronto, la buena actuación de Gasquet en los partidos previos, despertaba alguna esperanza. Había ganado a David Ferrer y a su compatriota el correoso Llodra. Y se adjudicó el primer set contra Nadal, un primer set con cuatro roturas de servicio y que acabó en la muerte súbita con un marcador de 14-12.
En este primer set Gasquet demostró tener uno revés demoledor, casi imposible de responder.
Había esperanzas, sobre todo cuando en el segundo set dispuso de tres puntos de rotura casi de inmediato. Pero al otro lado de la red estaba Nadal, quien debió pensar que ya estaba bien de dar esperanzas. Porque es lo que tiene Rafa, que nunca, nunca, se desespera. No pierde los nervios, no se desquicia, no se desconcentra. Cada punto en juego es una misión.
Y el segundo set, que se presentaba en sus tres primeros juegos como una lucha de titanes, acabó con un marcador de 6-2, con doble falta final de Gasquet que entregó el parcial desesperado.
El tercero fue, todavía, más humillante, con un juego de potencia y casi preciosista de Nadal, con sus toques de paciencia. A Gasquet se le esfumó la magia de su revés, aunque todavía consiguió con él dos maravillosos restos ganadores. Rafa, viendo que su rival tenía las fuerzas más que justitas, regaló unas cuantas dejadas a las que el francés ni respondió con una arrancada. 6-1 lucía el marcador en el último set.
Nadal, en este Master Series de Toronto, es junto a Murray su próximo contrincante- el único top ten que se mantiene a flote. Más que a flote, sobrevuela sobre todos los demás.
Este torneo pone de manifiesto la debacle que sufre Federer, perdiendo en su primer partido contra el joven y serio francés Gilles Simon; Rodick cada vez más ansioso y desesperado porque ya no le sale nada; Djokovic, vigente campeón que ve como se le escapa en cada torneo la posibilidad de arrebatar a Nadal el segundo puesto del ranking Y el de Manacor a lo suyo.
Tiene un durísimo rival esta madrugada, pero Murray, que hizo un Wimbledon para enmarcar hasta el nefasto momento en que se cruzó con Nadal, no ha conseguido ganar al español en sus cuatro partidos anteriores y en los tres últimos no logró ni adjudicarse un set.
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