Sex Pistols, the return

Ahora sí: la estética punk ha muerto.

Portada de Never Mind the Bollocks, primer álbum de Sex Pistols

Fue mucho el tiempo que pasé escuchando Sex Pistols en casa por culpa de mi hermano mayor. Eran su grupo favorito (ya pasa cuando uno tuvo su época punk)... y tenía curiosidad de verlos en directo, aunque sabía que lejos estarían de aquellos "maravillosos" años. No tengo con qué comparar pero me imagino que no había nada de lo que debían ser sus conciertos de los ochenta. Ni en ellos ni en el público: ¡me pisaron y me pidieron perdón!!

Después del 30 aniversario de su primer álbum Never Mind the Bollocks, la banda accedió a reunirse de nuevo para hacer gira. Se juntaron los miembros originales del grupo: John Lydon (cantante), Steve Jones (guitarrista), Paul Cook (batería) y Glen Matlock (bajista). En España lo hicieron en el marco del festival del Summercase, actuando el viernes en Madrid y el sábado en Barcelona. Pero 30 años no pasan en balde, ni para los que fueron un icono estético...

Mi primer impacto fue la aparición de Johnny Rotten en el escenario vestido de oso militar. Parecía que se lo había comido el feo de los Morancos, una mezcla entre Bruce Willis y Dioni. Pero dejémoslo, porque bastante debe tener el pobre con haber hecho de presentador de la MTV y aparecer en la "Isla de los famosos" (o similar). NOTA: él, que había sido precursor del movimiento antisistema...

Tampoco se salvaron los demás: Steve Jones parecía haber salido con prisas de una barbacoa familiar, tanto que no tuvo tiempo de cambiarse sus bermudas deportivas... Y en el otro extremo de la estética, estaba Glen Matlock con su melenita rubia y la raya a un lado, muy lejos de la imagen del que fue su sucesor en el grupo Sid Vicious. Impresionaba verlos actuar en un escenario patrocinado por la marca que ha sido monopolio telefónico del país durante largo tiempo...

Pero aunque reconocieron haberse reunido de nuevo por el dinero, cumplieron más que bien con el público. En Barcelona, hasta adelantaron su hora de aparición para poder alargar el concierto. Más de hora y media de descarga de energía, sin movimientos bruscos que el cuerpo de Rotten ya no está para grandes trotes. Ni para eso ni para enseñarnos el ojete como despedida, que tanto se hubiera podido ahorrar. Fue un placer escuchar el God Save the Queen, I Want to be Anarchy... para mi el mejor de los conciertos del Summercase de este año.

No sé si hicieron bien en reunirse de nuevo para no destruir el recuerdo que muchos teníamos de ellos. Pero creo que no hace mal a nadie si nos imaginamos que esos cuatro abueletes que aparecieron a las 23.15h. del sábado en el escenario del Parc del Fòrum del Summercase en Barcelona, no eran más que una banda tributo a los que son ya parte de la historia de la música (y la política y el movimiento social y la estética).