¿Crisis? ¡Vaya noticia antigua!

Martinsa-Fadesa suspende pagos, EEUU anuncia un plan para rescatar al sector hipotecario americano, desconfianza en los mercados,... ¿Se veía venir? Seguro que a ti te daba en la nariz que algo de esto iba a pasar. Es decir, bonita piedra para tropezar varias veces.

Se ve que va a estallar ¿no?. No tengo más que decir

Aunque les cuesta asumirlo a los jóvenes economistas, estamos padeciendo la más tonta y predecible de las crisis. Digo jóvenes porque los pocos experimentados han sido los que nos han ido advirtiendo del “irremediable” desenlace: RECESIÓN.

Se suele oír a pie de calle, que el hombre es el único animal que tropieza en la misma piedra dos veces (o todas las que haga falta). Mira que se han pasado épocas similares a la actual en otros países. Pero, ¿no vivimos en una sociedad de la información y globalización? Parece que para aprender y poner nuestras barbas a remojar, como dice el refrán, seguimos viviendo en nuestra pequeña aldea peninsular.

Desde hace unos cuantos años, especialmente los dos últimos, era “vox populi” que España vivía volando sobre una perfectamente esférica y vacía por dentro burbuja inmobiliaria. Era clara, de libro, pero como todos ganábamos un tanto por ciento pues adelante con el burro que me llevará a cualquier parte. Aunque el amable borrico obedezca sin rechistar, es de sentido común que para cada clima y terreno conviene optar por un animal adaptado a cada entorno.

Por suerte los que siempre ganan (el sector bancario que no las cajas de ahorros) si han sido más prudentes que el resto de españolitos. Hace mucho tiempo que han aprendido a moverse como americanos y a ser independientes como británicos. Tenemos sólidos bancos pero ante la crisis se vuelven desconfiados.

Difícil salir de esta mala época económica porque el sentimiento de recelo es muy muy pernicioso. Las hipotecas dejan de pagarse en parte porque suben las cuotas debido al euribor, pero también porque a los ciudadanos nos cuesta soltar nuestro dinero conseguido con esfuerzo y a veces lágrimas, para que luego no nos lo den cuando pidamos un préstamo. El calcetín de la abuela, comentaban antaño.

En fin, para aquellos que se llevan la mano a la cabeza que lo anoten en su agenda para recordarlo y no volver a caer, y para los que lo predijeron, por favor, un poco de generosidad porque en España lamentablemente hay más cigarras que hormigas.