Muchas veces nos levantamos con noticias impactantes, que nos sorprenden por lo inusual o por lo trágico. Lo que vamos a contar ahora es una mezcla de las dos cosas. En Haití, a pocos kilómetros de Estados Unidos comen barro. Sí, a escasas millas del país más rico del mundo, otros hombres no tienen otra cosa que comer que tierra; es lo único que tienen a mano después de que se hayan disparado los precios de una manera insólita. Es la tragedia del día a día, en uno de los países más probres del mundo.
La insostenible situación de Haití, ha llevado a la población a ingeniárselas como pueden. Las galletas de barro son lo último que han aprendido para combatir el hambre
Haití tiene el dudoso honor de ser uno de los países más inestables del planeta. La sucesión de dictaduras, la terrible época de los Duvalier y las posteriores revueltas sucesivas, han hecho de este país una nación difícil, francamente difícil. Un universo dominado por el vudú, los tonton macut, la santería, la tiranía, la esclavitud... La democracia es algo impensable, y cualquier plan de crecimiento económico es poco más que una quimera.
La pobreza ha llegado a tal punto, que sus habitantes tienen que comer lo único que encuentran, barro, tierra. Llas inundaciones y los daños a los cultivos en la temporada de huracanes del año pasado hicieron que la ONU declarase estado de emergencia en Haití y otros países. Los precios de los alimentos subieron hasta un 40% en algunas islas. En Haití, los aumentos de precios y la escasez de alimentos amenazan la frágil estabilidad del país, y las galletas de barro son una de las poquísimas opciones que tienen los más pobres para no morirse de hambre.
Los haitianos hacen una mezcla de barro, sal, margarina y agua. Una "delicatessen" que llaman Terre. Lo comen todos: niños, embarazadas... dicen que posee mucho calcio. Así sobrevive mucha gente que no tiene ni para una cuchara de arroz.
Los mercaderes llevan el lodo al barrio de tugurios de Puerto Príncipe. Las mujeres compran el lodo y luego hacen las galletas para venderlas en la calle o en mercado. Las venden a 5 céntimos, el único precio que por ahora pueden permitirse.
Los que lo han probado dicen que el sabor es aceptable, aunque al golpear la lengua, comienzan a absorber la humedad, lo que deja en la boca un sabor desagradable que se mantiene durante muchas horas. Los científicos advierten de que con la arcilla el cuerpo humano puede absorver toxinas peligrosas y parásitos. Pero eso ellos no lo saben, y aunque lo supieran, seguramente no tendrían más remedio que comer barro.
La República de Haití es el más pobre del hemisferio occidental. El 66% de la población vive con menos de 2,25 dólar por día. Las galletas de barro son el único remedio ante una situación realmente desesperada.
Los Haitianos sobreviven con menos de 2 dólares y medio al día, lo que nos gastamos en un par de cafés
Reportaje emitido en la televisión de Perú sobre las "galletas de lodo"
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