Bronca y pitos

Primero fue Ana Mato, después Javier Arenas, y luego Jorge Fernández Díaz. Nadie se ha librado esta mañana del abucheo de los militantes del PP catalán. Asi, con un profundo descontento comenzaba este congreso marcado por la retirada de los dos candidatos que a priori tenían más posibilidades: Daniel Sirera y Alberto Fernandez Diaz. Fue Alicia Sanchez Camacho, finalmente, la elegida por Genova, y que presuntamente impulsaba una candidatura de unidad.

La gente protesta, pita, abronca, pero parece que lo tienen que hacer desde una sala aparte. La unanimidad es lo que tiene

Algo con lo que los militantes no parecian estar muy de acuerdo… Finalmente quedaron solo dos candidatas, Alicia Sánchez Camacho y Montserrat Nebrera, que finalmente si consiguio los avales necesarios, 240, para presentar su candidatura, por los mas de 600 logrados por Sanchez Camacho.

Ya por la tarde, el turno para que las candidatas presentasen sus credenciales. Primero Nebrera, después Sanchez Camacho, según el turno establecido por sorteo. Y luego el turno de las votaciones. En menos de una hora se sabrá el resultado final y quién manda finalmente en el PP de Cataluña.

Génova quiere llevar personalmente el control. Y una outsider, Monserrat Nebrera, quiere lograr un éxito que pocos le dan a esta hora de la tarde. Lo tiene bastante negro, y es posible que siga el mismo destino que sus simpatizantes. Más de 50 simpatizantes de ellos tienen que seguir la celebración del XII Congreso del partido en una sala a parte, tras ser expulsados del pabellón principal. Parece que en Génova no gustan las discrepancias.

Lo que si parece definitivo es que el PP de Cataluña va a ser una bronca contínua a partir de ahora. No gustan las imposiciones y Sánchez Camacho, la que tiene todas las papeletas para salir elegida-, ha sido puesta a dedazo por las gentes de Mariano Rajoy. La bronca y los pitos son los ganadores de este congreso, cuyo resultado final aún está por escribir, pero que ha demostrado ya, que la rara unanimidad del Congreso de Valencia fue solamente un espejismo.