Nadal y Federer no defraudan: final clásica

Tenemos el segundo “dejà vu” del año tenístico. O el Día de la Marmota. Ya están otra vez frente a frente los mismos, sin dar posibilidad alguna a nadie de que participe en su juego particular. Duelos que ya sobrepasan los míticos Sampras-Agassi; Lendl-McEnroe; McEnroe-Bjorn … Hay donde elegir, pero lo de estos dos tiene todo el aspecto de superar a los anteriores.

Una victoria más

Federer jugó un partido sin concesiones contra Safin. El ruso lo hizo bastante bien, pero no lo suficiente, incluso con un Federer reservón, tal y como ha estado jugando todo el torneo. Da la impresión de que el mejor Roger se está reservando para el domingo.

Safin nos dejó golpes maravillosos y errores propios de él. Sin embargo conservó más la calma; parece cambiado en este Wimbledon, aunque su espíritu bronquista no le permite acabar los partidos con la bolsa de raquetas llena. Esta vez, además, se regodeó demorando el destrozo para perpetrarlo ante la mirada severa del juez de silla.

Federer aprovechó dos de las cinco bolas de ruptura que concedió Safin, y éste no aprovechó las dos que le permitió el suizo. El segundo set fue apasionante, con un juego igualado, pero en el juego decisivo, Safin empezó entregando su servicio en dos ocasiones y ya no tuvo nada que hacer.

Aún así, con los habituales bajones a los que nos tiene acostumbrados, realizó un tercer set de mucho mérito que terminó como era previsible; perdiendo. El marcador mostraba un 6-3 7-6 6-4 que hacía justicia a lo que se vió en la pista.

Además de muy buenos puntos, el partido estuvo entretenido por las conversaciones consigo mismo que tiene Safin. Es un verdadero espectáculo como se arenga, se riñe, se encoge de hombros cuando no entiende por qué ha jugado mal.

El otro partido empezó con un Schuettler completamente fuera de pista y un Nadal que no dio tregua: 6-1 en 20 minutos y con 0 en la casilla de errores no forzados de Rafa. Pero en la siguiente manga pareció como si Nadal también quisiera guardar fuerzas e ideas para el domingo, lo que dio alas a un alemán que no podía imaginarse hace dos semanas estar jugando el segundo sábado en la pista central.

Schuettler rompió el servicio de Rafa, que cometió errores de precipitación. Nadal no pudo recuperarlo hasta la recta final del set, hasta asegurarse la muerte súbita, que se adjudicó con un 7-3 y una rodilla ensangrentada.

No le sentó bien al alemán el marcador, entregando pronto su servicio. Pero fue aquí donde Nadal dio todo un recital: derechas imposibles, sutileza en la red, globos defensivos engañosos … Más metido en la pista. La agresividad le llevó a cometer más errores, pero también más ganadores. En el noveno juego dispuso de tres bolas de partido que dilapidó con dos errores impensables, fruto de la ansiedad por cerrar el encuentro. Sin embargo, en el siguiente juego ya con su servicio se mostró intratable.

Mañana final previsible Williams vs Williams Las hermanas, con las anomalías de Sharapova y Mauresmo, se han adjudicado todos los Wimbledon desde el año 2000. Es cosa de familia.

El torneo femenino fue perdiendo interés a medida de que las favoritas iban cayendo. Sharapova, Ivanovic y Jancovic dilapidaron su crédito, mientras crecía el de la desconocida Zheng. Una tenista correosa cuyo físico recuerda el de Henin: pequeño y fibroso.

Sábado y domingo se anuncian fuertes lluvias sobre Londres.