Alemania gana y el mundo sigue igual

Tranquilos, no pasa nada. Ninguna catástrofe ni nada diferente ha ocurrido hoy en nuestro planeta. Todo sigue como siempre. El petróleo por las nubes, las mujeres con el mando de las parejas y Alemania entre los cuatro mejores de cada torneo.

Como de petróleo no sé y las mujeres me odian, hablaré de la victoria de los germanos por 3 a 2, sufrida pero trabajada, al puro estilo alemán. Desde su entrenador al último jugador, todos han cumplido el papel que su país le tenía asignado. Y entre todos ellos han conseguido que nada altere el ritmo y el sentido del planeta Tierra.

El tremendo poderío que tiene Alemania debería ser examinado. Para igualar las fuerzas, la FIFA debería prohibir esa fuerza descomunal y esa dinámica vencedora que nunca acaba. Los peloteros portugueses, rápidos, dinámicos, grandes jugadores de fútbol todos ellos, han sido aplastados por una apisonadora difícil de detener. El mejor equipo de su parte del cuadro ya ha caído, su pase a la final está cerca. Portugal sólo debe resignarse, pero teniendo presente que su presente es muy bueno, y que el futuro puede llegar a ser mejor.

La primera parte ha sido la demostración de que en 45 minutos se pueden hacer muchas cosas interesantes, atractivas, eficaces. El clásico tiempo de “vigilar al contrario”, “tomar el pulso al partido” o “tantearse” es innecesario, un tópico sin ninguna necesidad. Löw ha demostrado hoy que está a la altura del cargo que ocupa, no porque estuviese en el palco, sino porque ha sabido aprovechar sus virtudes y anular las del contrario. La batalla de hoy, como comentábamos en la previa, estaba en el centro del campo, y ha sido ahí donde los tedescos han empezado a ganar la batalla.

Mario Gómez ha perdido el sitio en los partidos precedentes, sin anotar goles y sin crear fútbol, y Löw ha optado por meter un centrocampista más, que en vez de perder herramientas de ataque, las ha aumentado. Rolfes, Ballack y Hitzslperger se adueñaban de la parcela central del campo, mientras Podolski y Schweinsteiger ocupaban los costados, formando cinco hombres que se han entendido a la perfección, que basculaban juntos, se movían con sentido y llegaban al área rival con el máximo peligro posible. Así, gracias a una gran jugada de Podolski y a los eternos balones parados, Alemania se ponía con un 2 a 0 que olía a final de partido y a semifinal de torneo.

Sin embargo, Portugal también ha intentado hacer daño. Deco, con un tremendo partido, ha sido el faro que iluminaba a su equipo, que con la lesión de Moutinho se encomendaba al aún jugador del Barcelona para distribuir y dar de comer a las bandas, la mejor arma de los lusos. Sin embargo, esas bandas hoy no han estado aprovechadas al máximo, porque Ronaldo, que no ha estado a la altura del partido, se metía hacia adentro, haciendo las cosas más fáciles a los defensas germanos, que, arropados y sin permitir espacios, frenaban cualquier intento de desborde o arrancada en velocidad. Una de las pocas veces que Ronaldo entró por la banda, llegó el tanto de Nuno Gomes y la esperanza para los de Scolari.

La segunda mitad ha sido un quiero y no puedo de Portugal. Los alemanes, mientras tanto, a lo suyo. Otro balón parado, que suena ya a cantinela interminable, hacía que Ballack, su capitán, que sí ha estado a la altura, hiciera el tercero y convirtiese el partido en un paso muerto de minutos, sin emoción y con disciplina, made in Germany. Sólo un cabezazo de Postiga al final ha dado algo de emoción, pero nada más. Alemania está en semifinales, y el mundo sigue igual.