Acudió a la Eurocopa con el cartel de subcampeona del mundo pero su pérfido rendimiendo la convierte en una seria candidata para abandonar Austria y Suiza de forma prematura. Sería otro duro batacazo para esta Francia de Raymond Domenech, un peculiar entrenador creyente acérrimo de la astrología. Esta noche volverá a encomendarse a ella para su purificación tras la derrota contra Italia en 2006.
El misterioso Raymond Domenech eleva la astrología a la categoría de dogma. Es capaz de marginar a un futbolista simplemente por ser de un signo zodiacal que considera perjudicial para el grupo. De ahí que a hombres como Giuly y Pirés, que son Escorpio, o Trezeguet, que es Libra, no los lleva porque piensa que sus signos son una aberración y, por ende, perjudican al equipo. Mención especial merece el delantero de la Juventus (20 goles en el Calcio), al que sacrificó tras su penalti fallido en el Mundial de Alemania.
Hace dos semanas, cuando dio la lista de 23 jugadores, Robert Pirés admitió que tenía problemas con el entrenador y no entró en más detalles, pero su ausencia se debe claramente a la orientación de este místico hombre que actúa en obras de teatro de Anton Chejo y Eugene Ionesco o es capaz de poner a su hija el nombre de Victoria el día que nació (12 de julio de 2004), justo el mismo que le nombraron seleccionador. ¿La madre?, una periodista deportiva capaz de llevar hasta los más recónditos lugares las primicias deportivas de este hijo de un rebelde catalán que hulló de Franco cuando tenía 17 años.
Nadie lo quería en Francia, pero poco a poco fue ganándose el respeto de los pesos pesados, precisamente por el signo zodiacal. Extraña conjetura que le influye para dejar en el ostracismo a jugadores o delegar plenos poderes en otros, como hiciera en su día con Zidane, y ahora con Makelele o Henry, que siempre juega aunque sus exquisiteces con el balón hayan derivado en una lacerada miseria.
Así es Domenech. Un tipo que camina por encima del bien y del mal y tiene devoción por la astrología, a la que se aferra como un clavo ardiendo para salvar el 'match ball' de esta noche. El haber jugado mal no importará si los galos ganan a Italia y Rumanía tropieza con Holanda. Si eso sucediera se enfrentarían a España en cuartos y el técnico 'blue' haría apología de su creencia. Una derrota significaría su deserción. Para él, hoy, mandan los astros.
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